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superar muerte de un familiar

¿Cómo superar la muerte de un familiar?

Para abordar la cuestión de cómo superar un duelo, lo definiremos desde la perspectiva de diversos autores:

Bowlby, Lindemann, Niemeyer, Rando, Kübler-Ross acuerdan en comprender el duelo como un proceso normal y adaptativo en la vida de cualquier sujeto que sucede frente a la pérdida de una figura significativa y que, pasado cierto tiempo o realizado el trabajo del duelo es superado.

Freud, por su parte, lo define como la reacción a la pérdida de una persona amada o la reacción a la pérdida de algo físico o simbólico de importancia significativa para el sujeto

La tarea psíquica que le compete al sujeto es apartarse, separarse, de los lazos establecidos con el fallecido; de este tránsito pueden precipitarse variantes patológicas. El asunto cómo separarse.

El tratamiento del duelo va a depender de cómo haya elaborado previamente el individuo la “ansiedad de separación” (Bowlby); esta se precipita por la amenaza de la pérdida. Para este autor, el vínculo de apego “es el lazo afectivo que una persona o animal forma entre él y una figura específica. Un lazo que tiende a mantenerlos juntos en el espacio y en el tiempo”. 

Desde muy tempranamente, los niños forman un lazo muy estrecho con sus progenitores o con quienes hagan las veces del ellos. Es una necesidad humana, biológicamente determinada, cuya ruptura lleva a la ansiedad de separación. 

Los mecanismos que observa Bowlby para afrontar dicha separación serían los mismos que posteriormente, niños y adultos, utilizarán cuando pierden a una figura amada (duelo).

En función de esta “separación”, los individuos estarán preparados o no, para superar el duelo en una etapa de su vida; el proceso será ir retirando sus lazos amorosos con el fallecido poco a poco y depositarlos en otro lugar, en otro objeto. El tratamiento del duelo, psicológicamente, será pertinente si no se lleva a cabo éste (no se entra en el proceso) o es inacabado; en esta situación, uno de los destinos posibles es la melancolía.

Los fenómenos que acompañan al duelo 

Los fenómenos vivenciados introducen un cambio significativo en la vida del sujeto. Para Kaplan y Sadock es una respuesta normal, que se manifiesta como un estado de shock y perplejidad, frente al cual el sujeto encuentra dificultades para captar el enlace de lo ocurrido y transita por intensos sentimientos de tristeza, angustia e incluso culpa, acompañado por manifestaciones físico-conductuales (llanto, pérdidas de apetito y del sueño, disminución de energía y retirada de interés por aquello que rodea al sujeto). 

Th. Rando, con un planteamiento de teorías constructivistas, sostiene que gran parte del sufrimiento proviene de la disrupción que se produce en el sistema de construcciones del deudo y que las expectativas de poder reconstruir el significado personal sería el corazón del duelo. 

Bowlby indica que una de las características al comienzo será el embotamiento de la sensibilidad, dando lugar a precipitaciones de añoranza y búsqueda, y también desorganización y desesperanza; finalmente indica la reorganización del proceso.

Para Lindemann, el duelo agudo es un síndrome que se caracteriza por la presencia de malestar somático (debilidad, dificultad respiratoria y alteraciones digestivas); preocupación por la imagen del difunto; culpa; reacciones hostiles y desestructuración de la conducta.

El sujeto que se encuentra en duelo debe de transitar por estos estados de intensa aflicción y de alteraciones emocionales.

Poco a poco, sin límites temporales, el sujeto se encontrará en situación de cómo superar el duelo reorganizando su vida de una forma paulatina, comprendiendo la irreversibilidad de la perdida acontecida, con el saldo de ir ubicando la energía afectiva y sexual en otros objetos que puedan ir apareciendo para tal destino.

Las tres etapas en el duelo

El duelo no es un proceso rígido en el que el doliente pasa necesariamente por las etapas que indicaremos a continuación de manera lineal y en un tiempo determinado. El duelo es una experiencia muy singular de cada individuo que lo atraviesa.

Guic Sesnic y Salas de Nicolau sintetizan investigaciones de autores sobre el duelo aportando tres etapas en el proceso:

A. Fase de evitación

Se describe como aquella en la cual la persona recibe el impacto de la noticia con incredulidad, confusión y un intenso sentimiento de perplejidad. El impacto es excesivo para la psique, y el sujeto queda sumergido en un estado de embotamiento siendo incapaz de asimilar lo sucedido. Kübler-Ross señalaría que la negación y la ira se precipitarán inmediatamente.

Después del shock inicial se produciría el comienzo de un darse cuenta intelectual. Este precipitará la negación (mecanismo derivado de la racionalización), que es natural y, en este punto, terapéutica, al permitir ir absorbiendo la realidad lentamente, previniendo el verse abrumado.

B. Fase de confrontación

Su núcleo central está articulado por las emociones más intensas. Para Bowlby: “…la búsqueda inquieta, la esperanza intermitente, el desengaño repetido, el llanto, la rabia […] son rasgos de la segunda fase del duelo y deben entenderse como expresiones de la imperiosa necesidad de encontrar y recuperar a la persona perdida.

Kübler- Ross organiza a esta fase bajo el impero de la ira. El sujeto se encuentra sumergido en un estado de irritabilidad y enojo, y las explicaciones que intenta encontrar no se ajustan; concurre un estado de excitabilidad psicológica, que se articula como irritabilidad, ansiedad, tensión y que formaría parte de la conducta de búsqueda. 

Kübler-Ross se referirá a la negociación y depresión. En la primera, el sujeto puede creer (omnipotente y fantasiosamente) que puede alterar el orden del caos que lo rodea y pactar con quien sea necesario (Dios) para impedir lo sucedido. La etapa de la depresión refiere a los numerosos síntomas depresivos que se dan como parte del duelo; será cuando el sujeto comienza a entender y aceptar la realidad de la pérdida.

C. Fase de restablecimiento

Para Kübler-Ross es la etapa de aceptación; el individuo comprende que su mundo se ha modificado de una manera estable y que se debe readaptar reasignando nuevos roles a otras personas y adoptando nuevos para él mismo.

Guic Sesnic y Salas Nicolau sostienen que sólo si se tolera la emocionalidad de la etapa de confrontación se puede llegar a aceptar que la pérdida es permanente y a moldear la vida de manera diferente. 

Para Bowlby implica una redefinición de sí mismo conllevando renunciar de forma definitiva a la posibilidad de recuperar a la persona perdida.

Esta fase es una gradual declinación del duelo. El sujeto empieza a examinar su nueva situación y a considerar las posibles maneras de enfrentarla.

El duelo anticipado

Aportemos algunas palabras acerca de este concepto, digamos, nuevo. Se experimenta cuando un individuo se encuentra frente a la posibilidad de anticipar su propia muerte o la de un ser querido

Frente a esta amenaza de pérdida, se desencadena en consecuencia, en algunos casos, una fuerte reacción física, psicológica y conductual, frente a la que el enfermo o la familia deberán adaptarse y reorganizarse activamente.

El término fue acuñado por Futterman y otros (1972) -; Rando, partiendo de Futterman, Hoffman y Sabshin,  describe cinco componentes que interactúan en el duelo anticipado:

1. Reconocimiento de la inevitabilidad de la muerte.

2. Pena o la experimentación y expresión de resultados emocionales de la pérdida anticipada. Esto incluye el correlato físico, psicológico e interpersonal asociado con el duelo.

3. Reconciliación y desarrollo de una perspectiva que soporte la creencia del valor de la vida de la persona que fallece y el valor de la vida en general.

4. Desapego o retiro de la investidura emocional del moribundo.

5. Memorización o desarrollo de una estable y consciente imagen mental del moribundo que permanecerá posteriormente a la muerte.

Si estás interesado en cómo tratar el duelo y sus diferentes tratamientos puedes ponerte en contacto con nosotros para recibir más información sobre nuestro curso de trauma y duelo. 


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