El desarrollo de los test proyectivos comenzó con L.K. Frank. Este creó la expresión “Métodos proyectivos” (1939) para designar las pruebas psicológicas que implican la presentación de una situación estímulo que pueda ser respondida de muchas maneras y que precipita en el sujeto características de su personalidad.
Frank aplica el concepto de “Proyección” con el objeto de mostrar cómo el sujeto contempla la realidad en función de las experiencias vividas en el pasado y en sus características internas: “podemos captar la personalidad del individuo e inducirlo a revelar su manera particular de organizar la experiencia, ofreciéndole un campo (de objetos, materiales y experiencias) relativamente poco estructurado y dotado de organización cultural, a fin de que pueda proyectar sobre ese campo maleable, su manera de ver la vida, el sentido que tienen para él, sus valores sus estructuras y, sobre todo, sus sentimientos” (1939).
Anzieu señala que Frank sostiene la expresión “método proyectivo” con el objeto de hacer intervenir la relación entre las pruebas psicológicas que se daban ya en esa época: el test de asociación de palabras, de Jung (1904); el test de las manchas de tinta de H. Rorschach (1920), y el test de apercepción temática de H.A. Murray.
Las investigaciones de Frank constituyen el primer intento de sistematizar estas pruebas, que se basan en la hipótesis, denominada “hipótesis proyectiva”. Esta indica que en cualquier percepción que se aplique a una situación externa, fuera del propio sujeto, él mismo hace intervenir aspectos internos, por lo que las instancias psíquicas (Ello, Yo y superyó) o rasgos esenciales de la personalidad (a través del inconsciente y del contenido latente de las respuestas) pueden hacerse presente de forma manifiesta, que son, en este supuesto, las respuestas a los estímulos del test.
White (1944) propone llamar a estas pruebas, test de imaginación; por su parte, Bellack (1967) apuesta por el nombre de test de apercepción; Catell (1963) los señala como test dinámicos, y Eysenck (1955), finalmente, como test no estructurados.
¿Qué es la proyección psicológica?
Para abordar qué son test proyectivos (incluyendo a las pruebas gráficas), debemos apoyaros en primer lugar en el concepto de Proyección, en tanto es el mecanismo por antonomasia que se pone en juego.
Haremos referencia al término proyección bajo la supervisión del Diccionario de psicoanálisis de Laplanche y Pontalis (1986). Estos autores nos indican dos acepciones:
- En un sentido muy general, es un término muy utilizado en neurofisiología y en psicología, para designar la operación mediante la cual un hecho neurológico o psicológico de desplaza y se ubica en el exterior, ya sea pasando desde el centro a la periferia, o bien del sujeto al objeto. Este sentido implica acepciones diferentes.
- En sentido propiamente psicoanalítico, la proyección es una operación por medio de la cual el sujeto expulsa fuera de sí y ubica en el otro –persona o cosa- cualidades, sentimientos, deseos, además de “objetos” que no reconoce o rechaza de sí mismo. Se trata de una defensa de origen muy arcaico que se ve actuar particularmente en la paranoia, pero también en algunas formas de pensamiento “normales”, como la superstición.
¿Qué es la Proyección para Freud?
Freud recurrió al concepto de proyección para explicar diversas manifestaciones de la psicología normal y patológica:
A. Inicialmente la proyección fue descubierta en la paranoia. Freud consagra esta afección, a partir de 1896, en dos breves trabajos y en el capítulo tercero de sus “Nuevas observaciones sobre las psiconeurosis de defensa”. En ellos, la proyección se describe como una defensa primaria que constituye un abuso de un mecanismo normal consistente en buscar en el exterior el origen de un displacer. El paranoico representa sus representaciones intolerables, que vuelven a él desde fuera en forma de reproches: “El contenido efectivo permanece intacto, pero hay un cambio en el emplazamiento del conjunto”.
Siempre que Freud vuelve a ocuparse de la paranoia, recurre a la proyección, especialmente cuando aborda el caso Schreber. No podemos dejar pasar la forma en que Freud limita en ella el papel de la proyección: ésta es sólo una parte del mecanismo de la defensa paranoica y no se halla igualmente presente en todas las formas de enfermedad.
B. Freud describe en 1915 el conjunto de la construcción fóbica como una auténtica “proyección” en lo real del peligro pulsional:
“El yo se comporta como si el peligro de desarrollo de la angustia no viniera de una moción pulsional, sino de una percepción, y en consecuencia puede reaccionar frente a este peligro exterior mediante las tentativas de huida que representan las precauciones fóbicas”. |
C. Freud ve intervenir la proyección en lo que designa como “celos proyectivos”, que distingue tanto de los celos normales como del delirio celotípico paranoico: el sujeto se defiende de sus propios deseos de ser infiel atribuyendo la infidelidad a su cónyuge; al hacerlo así, desvía su atención de su apoyo inconsciente, la desplaza sobre el inconsciente del otro, y lo que gana en clarividencia sobre lo que concierne al otro es equiparable a su ignorancia respecto de sí mismo. En consecuencia, resulta a veces imposible y siempre ineficaz denunciar la proyección como una percepción errónea.
D. En varias ocasiones, Freud insistió en el carácter normal del mecanismo de la proyección. Así, ve en la superstición, en la mitología, en el animismo, una proyección: “El oscuro conocimiento de los factores psíquicos y de las relaciones existentes en el inconsciente se refleja en la construcción de una realidad suprasensible que debe de ser re-transformada por la ciencia en psicología del inconsciente”.
E. Sólo en raras ocasiones Freud menciona la proyección en relación con la situación analítica. Nunca designa la transferencia en general como una proyección y sólo emplea este último término para indicar un fenómeno particular en relación con aquella: el sujeto atribuye a su analista palabras o pensamientos que son en realidad los suyos propios.
De esta enumeración detallada se deduce que, si bien Freud encuentra la proyección en diversos campos, le atribuye un sentido bastante estricto. La proyección aparece siempre como una defensa, como la atribución a otro – persona o cosa- de cualidades, sentimientos, deseos, que el sujeto rechaza o no reconoce en sí mismo. El ejemplo del animismo es el que mejor demuestra que Freud no usa la palabra proyección en el sentido de una simple asimilación del otro a sí mismo.
El concepto de proyección en los test proyectivos
El concepto de proyección que se aplica a los test proyectivos difiere del utilizado por Freud en la primera época (antes de 1915): en ella hace sólo referencia a la proyección remarcándola en sus aspectos inconscientes y defensivos.
En cambio, en los test proyectivos los aspectos que se proyectan son conscientes e inconscientes, vinculados a la normalidad y a la patología. Las conclusiones alcanzadas por Holmes, citado por Ávila (1986), señalan que en toda percepción hay proyección y que ésta no es únicamente inconsciente, coincidiendo con lo postulado por Freud a partir de 1915.
Desarrollo de los test proyectivos
Los test proyectivos se basan en la concepción del individuo como un todo, esto es, se sostiene una concepción holística de la personalidad. Este todo está dotado de una estructura interna, dinámica y personal, regida por leyes económicas y específicas. Su objetivo es favorecer el conocimiento de la personalidad individual reflejada en la conducta y que se expresa mediante las respuestas dadas por el sujeto y registradas en sus protocolos.
Bell indica que la personalidad es una estructura dinámica que se desarrolla por medio de influencias fisiológicas, psicológicas y socioculturales. En este desarrollo, tanto la estructura de personalidad como la influencia del medio se reflejan en la conducta.
Entre los primeros autores dedicados al estudio de test proyectivos señalamos a finales del siglo XIX a Burt y Galton. Estos autores indagan en las potencialidades proyectivas de un material basado a través de una lista de cien palabras que había que poner en relación.
En los primeros años del siglo XX, Wertheimer (1905), investiga dichas técnicas para determinar la culpabilidad e inocencia de los acusados (inicios de la psicología forense), dándoles cierta fiabilidad diagnóstica, aún tratándose de investigaciones incipientes. Jung (1904), Kent y Rosanoff (1910) fueron los primeros en utilizar los test proyectivos con rigor científico.
Características de los test proyectivos
Son numerosos los autores en atribuir a los test proyectivos una serie de características. Señalaremos las características destacadas por D. Anzieu, Bell y Rosenzweig.
Didier Anzieu (1981) identifica las siguientes:
-Subraya la situación de libertad de respuesta y el margen de tiempo del que se dispone ante la exposición de un material, sea estímulo, consigna o actividad que se proponga al sujeto.
-En los test proyectivos no se dan respuestas correctas o incorrectas, previamente preparadas, sino que el sujeto responde a las manchas de tinta, a las láminas, o a las consignas propuestas, haciendo uso de sus mecanismos perceptivo-proyectivos.
-Los estímulos, en general, son poco estructurados, ambiguos, especialmente en determinadas pruebas (manchas, dibujos, palabras) dando lugar a una gran cantidad de respuestas. Esto supone una dificultad en su estandarización.
-Los test proyectivos permiten revelar “la personalidad total o parte de ella incluidas en una visión global”. Para ello, se vale del análisis de las respuestas o su interrogatorio posterior.
Bell (1980) subraya algunas características comunes en los test proyectivos :
–La presencia de un estímulo, que no manifiesta (o solo lo hace parcialmente) el verdadero propósito del examinador al requerir una respuesta, permite reducir el control consciente del sujeto sobre su conducta, cuya consecuencia será el análisis de las respuestas dando origen al reflejo de su propia individualidad.
-El segundo aspecto del método, común a las técnicas proyectivas, es que ofrecen una muestra de la conducta individual suficientemente expresiva y con suficiente brevedad como para ser clínicamente utilizable y lo bastante estimulante como para provocar una serie de respuestas del sujeto.
-En tanto que uno de los objetivos de estos métodos de interpretación consiste en elaborar normas estándar, el valor de tales normas reside en el hecho de que agrupan a personas por sus semejanzas, sino en cuanto indican discrepancias o desemejanzas con las normas. Esto significa que las respuestas a un test proyectivo son menos fáciles de abstraer cuantitativamente en una simple fórmula que las elecciones registradas en los inventarios de personalidad. Esto significa que además que las respuestas a los test proyectivos son más difíciles de tratar estadísticamente que los tipos de respuestas limitadas que suministran los test de papel y lápiz, haciendo así de la estimación y validez de las técnicas un procedimiento difícil pero esencial.
-Una tercera característica, común al método de las técnicas proyectivas, es considerar la conducta registrada tanto como la personalidad que la produce como una totalidad organizada. Esta es una razón adicional por la cual el análisis cuantitativo no se logra fácilmente. Dentro del registro total de la conducta, a un ítem específico le corresponderá una variedad de significados dependientes de la manera en que es integrado dentro o separado de la totalidad.
Por su parte, Rosenzweig relacionaba psicoanálisis con test proyectivos, al referirse a determinadas características de los procedimientos de asociación libre, con los que el sujeto expresa sus fantasías en los test proyectivos y las tensiones y estímulos observados en los momentos previos al sueño.
Meili (1979) considera las técnicas proyectivas como “grupos de técnicas y procedimientos que pretenden descubrir la estructura fundamental de la personalidad, y los motivos de un individuo… para que elabore un material o estímulo, o bien que reaccione ante estos libremente de una forma no predeterminada y sin ninguna referencia a un sistema preestablecido de respuestas exactas o cerradas”.
Test proyectivos temáticos
Morgan y Murray (1935) presentan el test de apercepción temática (TAT). Por su parte, Murray amplía el concepto freudiano de proyección, identificándolo como un proceso natural no necesariamente defensivo, en el que el sujeto, a partir de unas escenas mostradas, debe de elaborar una narración.
El T.A.T- es una prueba proyectiva que demanda al sujeto el desarrollo inventado de relatos a partir de escenas que se le muestran.
Murray en su libro “Exploraciones de la personalidad” expone su sistema teórico centrado en la dualidad “necesidad-presión” (needs-press), proponiendo como hipótesis principal la identificación del narrador al personaje central por medio del sesgo desde donde expresa sus propias “necesidades”, siendo los demás personajes y/o el medio los encargados de representar las presiones que siente el narrador.
La hipótesis fundamental es que las láminas del TAT (test de apercepción temática) representan situaciones relacionadas a conflictos universales y, especialmente, a conflictos edípicos, ya que casi todas las láminas se refieren a la diferencia de generaciones, y/o a la diferencia de sexos.
Posteriores al TAT, emergen el test de apercepción infantil (CAT) de L. Bellak y S.J. Bellack (1949); el SAT (1979), el TAT aplicado a personas de edad, el Pata Negra (1979) de Louis Corman, y el test TRO (test de Relaciones Objetales de H. Phillipson (1965).
Este se propuso investigar las relaciones interpersonales a través de la apercepción y la proyección. Se apoya en la teoría psicoanalítica de las relaciones objetales (Freud, Klein, Fairbairn, Guntrip) alcanzando a sostener que en “cualquier secuencia de conducta en una situación estímulo dada (láminas del TAT o de Rorschach) el examinado hace una selección en el campo perceptivo y estructura lo que él elige para adecuarlo a las relaciones objetales inconscientes que fantaseó en su vida temprana”; así, lo que la persona vea estará en función de las relaciones objetales que construyó en su día para protegerse de los deseos y fantasías inconscientes.
¿Qué son los test proyectivos gráficos?
En general, los test proyectivos gráficos se desarrollan entre 1926 y 1950. Los test proyectivos gráficos más utilizados son:
- El test de la figura humana: test Dap (K.Machover, Levy, Koppitz)
- El test de la casa, árbol y persona; test htp (Buck, Hammer, Levy)
- El test de la Familia (L. Corman, Burns, Kaufman, Lluis, Zenequeli, de Verthely)
Desarrollaremos brevemente el test htp. El test de la casa-árbol-persona de Buck apareció en 1948 como una derivación de una escala de inteligencia en la que ese autor se hallaba trabajando en la época en la que Wechsler publicaba su test de nivel. Esta revisión crítica y ampliación del uso de la técnica que hace Buck indica el pasaje de una aproximación esencialmente cuantitativa de tabulación a un abordaje más cualitativo e interpretativo del mismo test.
Al observar que los dibujos se saturaban de factores no intelectuales, decide sistematizarlo como test proyectivo; posteriormente cogen el testigo de desarrollarlo otros autores, especialmente Hammer.
Buck fundamenta su elección de la temática de la Casa, del Árbol y de la Persona en tanto los considera:
- Ítems familiares a todos, incluidos los niños pequeños.
- Fácilmente aceptados sin crear demasiada resistencia.
- Fuente de asociaciones verbales a partir de la producción gráfica.
Para Hammer estos tres conceptos gráficos tiene gran potencia simbólica, ya que se saturan de las experiencias emocionales e ideacionales (conscientes e inconscientes) ligadas al desarrollo de la personalidad. Su aplicación permite observar la imagen interna que el sujeto tiene de sí mismo y de su ambiente, qué cosas considera importantes, cuales destaca y desecha.
La casa estimula asociaciones con la vida hogareña y las relaciones interfamiliares a la vez que tanto el árbol como la persona captan la imagen corporal y el concepto de sí mismo. Mientras que el dibujo del árbol parece reflejar los sentimientos más profundos e inconscientes que el individuo tiene de sí, el de la persona permite la transmisión de una autoimagen más cercana a la conciencia y de las relaciones con el ambiente.
Más allá de los test proyectivos
En este artículos hemos hablado de los test proyectivos más conocidos. Sin embargo, la metodología de las técnicas proyectivas y el psicodiagnóstico abarca muchos más test de los que hemos hablado. Con nuestro máster en psicodiagnóstico y test proyectivos podrás aprender y profundizar en ello.