La socialización está ligada indefectiblemente con los estilos educativos familiares, de los cuales vamos a hablar a continuación.
Estilos educativos familiares en las relaciones de padres e hijos
En primer lugar, es preciso hacer una digresión entre los objetivos de socialización, las prácticas utilizadas por los padres para ayudar a sus hijos a alcanzar esos objetivos y los estilos educativos en la familia. A ello, nos ayudan Darling y Steinberg (1993).
Estos autores señalan que el estilo parental se puede definir como una constelación de actitudes hacia el hijo que, en conjunto, determinan un “clima emocional” en el que se expresan las conductas de los padres.
Entre estas conductas se incluyen aquellas dirigidas a alcanzar un objetivo de socialización (las prácticas parentales), así como aquellas que no se direccionan a la consecución del objetivo de socialización; por ejemplo, los gestos, el tono de voz, el lenguaje corporal y la expresión espontánea de emociones.
Los objetivos de la socialización incluyen la adquisición de habilidades y conductas concretas del hijo (habilidades sociales, habilidades académicas, etc.), y el desarrollo de cualidades más globales (curiosidad, independencia, pensamiento crítico, etc.). Indicaremos que estos aspectos de la socialización se encuentran anudados con el contexto cultural en el que se desenvuelve la familia, y, por tanto, no tienen un carácter universal.
Los valores y normas culturales determinan la conducta de los padres y el modo en que los hijos interpretan esta conducta y organizan la suya propia.
Los estudios realizados acerca de los estilos parentales emergen dos dimensiones o factores básicos que hacen ver la mayor parte de la variabilidad de la conducta disciplinar; las propuestas son similares, pudiendo sintetizarse en los términos de apoyo parental – bajo las variables de afecto y cariño- y control parental – la permisividad-.
En función de estos dos factores, se han desplegado distintas tipologías de estilos disciplinares para, a partir de ellas, poder analizar los antecedentes y consecuentes de las diversas formas de socialización en los hijos.
La tipología de estilos de socialización parental es desarrollada por Musitu y García. La establecen a partir de las siguientes dos dimensiones:
1.implicación-aceptación.
Los padres con altos niveles de implicación-aceptación muestran afecto y cariño a sus hijos cuando se comportan adecuadamente y, en caso de que su conducta no sea la correcta, tratan de dialogar y razonar con él acerca de lo poco adecuado de su comportamiento.
2.coerción-imposición.
Los padres con bajos niveles de implicación-aceptación suelen mostrar indiferencia ante las conductas adecuadas de sus hijos; cuando la conducta de éstos es inadecuada, no razonan con ellos ni les expresan sus opiniones o juicios; muestran poca implicación con el comportamiento de sus hijos, tanto si éste es correcto como si no lo es. Es probable que algunos de estos padres utilicen técnicas coercitivas con sus hijos cuando éstos se comportan de modo incorrecto.
La segunda dimensión considerada, coerción-imposición, es independiente del grado de implicación de los padres. Esto es, un padre puede mostrar implicación y aceptación hacia su hijo y, al mismo tiempo, ser coercitivo o no con él.
Los padres que ejercen un alto nivel de coerción-imposición (se precipita cuando el hijo no se comporta como ellos piensan y desean) tratan de coaccionarle para que no vuelva a realizar esa conducta; es independientemente de que razonen o no con él. La coacción puede ser física, verbal o puede consistir en privarle de alguna cosa de la que normalmente acceda.
A partir de estas dos dimensiones, implicación-aceptación y coerción-imposición, Musitu y García precipitan un modelo de estos rasgos esenciales de socialización dando lugar a cuatro estilos parentales.
Los 4 modelos educativos familiares:
- El estilo autorizativo se caracteriza por una alta aceptación-implicación y una alta coerción-imposición. Los padres que utilizan mayoritariamente este estilo suelen mostrar agrado a sus hijos cuando se comportan adecuadamente, son buenos comunicadores y fomentan el diálogo, respetan a sus hijos y los escuchan.
Cuando el hijo se comporta de forma incorrecta, estos padres combinan la utilización del diálogo y el razonamiento con la coerción y el control.
- El estilo autoritario se caracteriza por la baja implicación-aceptación del hijo y el alto nivel de coerción-imposición. Son padres son muy exigentes con sus hijos y, a la vez, muy poco atentos a sus necesidades y deseos. La comunicación es mínima, unilateral de padres a hijos y suele expresarse en términos de demandas.
Los padres autoritarios valoran la obediencia e intentan modelar, controlar y evaluar la conducta y actitudes del hijo. Son generalmente, además, indiferentes a las demandas de los hijos de apoyo y atención.
- El estilo indulgente se caracteriza por su alta aceptación-implicación y su bajo grado de coerción-imposición. Estos padres son tan comunicativos con sus hijos como los padres autorizativos; cuando el hijo se comporta de manera incorrecta no suelen utilizar la coerción y la imposición, sino que únicamente utilizan el diálogo y el razonamiento como instrumentos para establecer los límites a la conducta de sus hijos.
- El estilo negligente se caracteriza por una baja aceptación/implicación y un bajo nivel de coerción/imposición de normas. Es un estilo donde prima la escasez tanto de afecto como de límites. Estos padres otorgan demasiada independencia a sus hijos, tanto en los aspectos materiales como en los afectivos.
Cuando los hijos se comportan de modo adecuado se mantienen indiferentes, y cuando transgreden las normas no dialogan con ellos ni tampoco restringen su conducta mediante la coerción y la imposición. No supone, pues, supervisión del comportamiento sus hijos, no interactúan ni dialogan con ellos, son poco afectivos y están poco implicados en su educación.
Podemos indicar que todas las familias y todos los padres y madres comparten algún rasgo de los estilos de educación familiar descritos; también es posible un desplazamiento de un estilo a otro en una misma familia determinado por las circunstancias, las necesidades, el estado de ánimo paterno y el momento evolutivo del hijo.
Quizá sea necesario matizar que los estilos puros no existen, pero sí, en cambio, nos es posible determinar la proximidad a un estilo u otro a partir de las regularidades de sus comportamientos y normas de relación entre los miembros.
Pichardo ha rastreado los estilos de educación familiar más habituales en la escena de nuestro país, resultando de ello que el estilo autorizativo se muestra como el más extendido en un 53% de familias.
En este artículo hemos hablado de varias maneras en las que las familias interactúan con sus hijos. A veces se emplean patrones que no son óptimos por desconocimiento. Con nuestro máster en medicación familiar podrás ayudar a las familias a relacionarse mejor.