Piaget consideró el desarrollo cognitivo como el producto de los esfuerzos del niño por comprender y actuar en su mundo.
Aprendió que la supervivencia requiere adaptación. Cualquier organismo individual ha de adaptarse a cambios constantes en el entorno. Piaget consideró, en consecuencia, el desarrollo del conocimiento humano, o inteligencia, como la lucha continua de un organismo muy complejo que intenta adaptarse a un entorno decididamente complejo.
Para Piaget, el desarrollo humano puede describirse en términos de funciones y estructuras cognitivas.
Las funciones son procesos biológicos innatos iguales para todos y que permanecen invariables a lo largo de nuestras vidas.
Su propósito es construir estructuras cognitivas internas. Las estructuras, en cambio, varían repetidamente, en función del crecimiento del niño.
El aspecto más importante de esta teoría es su creencia de que la inteligencia es un proceso, no algo que el niño tiene sino algo que el niño hace. El niño comprende el mundo actuando y operando sobre él. Por lo tanto, la acción es el instrumento por el que el ser humano entra en contacto con los objetos externos y puede conocerlos. Y, en última instancia, puede haber aprendizaje.
¿Cuál es el esquema de Piaget?
Este implica dos elementos: un objeto en el entorno – por ejemplo, una pelota – y las reacciones del niño ante el objeto. Por tanto, un esquema no es una estructura física sino psicológica.
Los esquemas son estructuras o modelos mentales que creamos para representar, organizar e interpretar nuestras experiencias.
Cuando el niño es muy pequeño, cuenta comparativamente con pocos de estos esquemas – esquema de prensión, esquema de succión -, que se relacionan entre sí de una forma muy simple.
Al avanzar el desarrollo, sin embargo, los esquemas aumentan tanto en número como en complejidad con que se organizan.
Estas dos características de las estructuras cognitivas del niño – número y complejidad – definen la inteligencia del niño en cualquier punto de su desarrollo.
Piaget ha descrito tres clases de estructuras cognitivas: esquemas de acción – o sensoriomotores – esquemas simbólicos y esquemas operatorios – u operaciones -.
Tipos de esquemas según Piaget |
Periodo Esquema Descripción
Sensoriomotor | Esquema de acción | Patrones organizados de comportamiento utilizados para representar y responder ante objetos y experiencias |
Preoperatorio | Esquemas simbólicos | Símbolos mentales internos. como imágenes o códigos verbales – que cada individuo utiliza para representar aspectos de la experiencia. |
Operaciones concretas y formales | Esquemas operatorios | Actividades mentales internas que ejecuta una persona sobre sus objetos de pensamiento para llegar a una conclusión lógica |
¿Cuál es el componente funcional?
Las funciones que guían el desarrollo humano son también esenciales en la teoría de Piaget. En concreto, destaca dos funciones generales :
- Organización. Dado que las estructuras cognitivas están interrelacionadas, cualquier conocimiento nuevo debe de encajarse dentro del sistema existente. Según Piaget, esta necesidad de integrar la información nueva en vez de simplemente añadirla hace que nuestras estructuras cognitivas sean cada vez más sofisticadas.
- La adaptación. En términos generales se refiere al intento de un organismo de conseguir un equilibrio con su entorno de forma que favorezca su supervivencia. La adaptación cognitiva implica dos procesos:
♦La asimilación. Supone el intento de entender las nuevas experiencias en términos de nuestras estructuras cognitivas existentes. El niño que se lleva todo a la boca para chuparlo está mostrando asimilación. La asimilación puede requerir alguna distorsión de la información nueva para conseguir encajarla en los esquemas existentes del niño. Intentar encajar cosas nuevas en lo que ya conocemos es una parte necesaria de la adaptación al mundo.
♦Acomodación. Cuando la información nueva resulta demasiado diferente o compleja, tiene lugar la acomodación. Nuestras estructuras cognitivas cambian para integrar las nuevas experiencias. Principalmente a través de las acomodaciones aumenta el número y la complejidad de las estructuras cognitivas del niño, es decir, crece la inteligencia.
Piaget considera que la asimilación y la acomodación operan íntimamente unidas. El niño en crecimiento hace continuamente pequeñas distorsiones de la información para asimilarla a las estructuras existentes, mientras que hace ligeras modificaciones en esas estructuras para acomodar nuevos objetos o acontecimientos.
El conocimiento del niño de los acontecimientos de su entorno no es una reproducción exacta de esos acontecimientos, o es como una fotografía perfecta de lo que ha visto o una grabación perfecta de lo que ha oído.
El niño toma la información del entorno, y la moldea o distorsiona hasta que encaja adecuadamente en su organización cognitiva existente – opera con ella-. El niño construye el conocimiento sobre el mundo en vez de simplemente recibirlo.
Componente secuencial del desarrollo
Describe el desarrollo intelectual desde el nacimiento hasta la adolescencia dividiéndolo en estadios, cada uno caracterizado por una estructura de conjunto expresable de forma lógico-matemática.
El movimiento de un estadio a otro constituye la elaboración progresiva de la sofisticación cognitiva mediante la experiencia basada en la asimilación y acomodación.
Todo el desarrollo cognitivo atraviesa por estadios de equilibración-desequilibración en los intercambios con el mundo.
El proceso de equilibración es la expresión misma de la ley funcional que afirma que las estructuras actúan.
En cambio, el progreso cognitivo, tendría su origen en la aparición de desequilibrios y contradicciones que obligarían al sujeto a intentar superarlos buscando la solución en otra dirección.
Cada estadio debe de cumplir una serie de condiciones:
-El orden de sucesión es el aspecto básico y no la edad. El orden de adquisición es constante para todos los sujetos, pero la edad varía en función de la experiencia social y los niveles de inteligencia.
-Cada estadio se caracteriza por una estructura de conjunto que la define que puede ser descrita en términos algebraicos o lógicos, y que traduce la organización subyacente de las acciones.
-Cada estadio integra las características del estadio anterior como una estructura subordinada.
-En cada estadio es preciso distinguir entre una frase de preparación y otra de acabamiento, o procesos de formación y formas de equilibrio formales.
Los 4 estadios del desarrollo de Piaget
Distingue cuatro grandes periodos en el desarrollo de las estructuras cognitivas, íntimamente unidos al desarrollo de la afectividad y de la socialización del niño.
♦1.- Periodo Sensoriomotor
El primer período, que llega hasta los 24 meses, es el de la inteligencia sensorio motriz, anterior al lenguaje y al pensamiento propiamente dicho.
Tras un período de ejercicios de los reflejos en que las reacciones del niño estén íntimamente unidas a tendencias instintivas como son la nutrición, la reacción simple de defensa, etc. aparecen los primeros hábitos elementales. No se repiten sin más las diversas reacciones reflejas, sino que incorporan nuevos estímulos que pasan a ser “asimilados”.
Es el punto de partida para adquirir nuevos modos de obrar. Sensaciones, percepciones y movimientos propios del niño se organizan en “esquemas de acción”.
A partir de los 5 o 6 meses se multiplican y diferencian los comportamientos del estadio anterior.
Por una parte, el niño incorpora los nuevos objetos percibidos a unos esquemas de acción ya formados –asimilación -, pero también los esquemas de acción se transforman – acomodación – en función de la asimilación. Por consiguiente, se produce un doble juego de asimilación y acomodación por el que el niño se adapta a su medio.
Bastará que unos movimientos aporten una satisfacción para que sean repetidos -reacciones circulares -. Las reacciones circulares solo evolucionarán con el desarrollo posterior, y la satisfacción, único objetivo, se disociará de los medios que fueron empleados para realizarse.
Al coordinarse diferentes movimientos y percepciones se forman nuevos esquemas de mayor amplitud. El niño incorpora las novedades procedentes del mundo exterior a sus esquemas como si tratara de comprender si el objeto con que se ha topado es, “para chupar”, “para palpar”, “para golpear”, etc.
Durante el periodo sensorio-motriz todo lo sentido y percibido se asimilará a la actividad infantil. El mismo cuerpo infantil no está disociado del mundo exterior, razón por la cual Piaget habla de un egocentrismo integral.
♦2. Periodo Preoperatorio
El periodo preoperatorio del pensamiento llega aproximadamente hasta los 6 años.
Junto a la posibilidad de representaciones elementales – acciones y percepciones coordinadas interiormente -, y, gracias al lenguaje, asistimos a un progreso en el pensamiento del niño y en su comportamiento.
Al cumplir los 18 meses el niño ya puede imitar unos modelos con algunas partes del cuerpo que no percibe directamente; por ejemplo, fruncir la frente o mover la boca, incluso sin tener delante el modelo – imitación diferida -.
La acción por la que toma posesión del mundo todavía es un soporte necesario a la representación. Pero a medida que se desarrollan imitación y representación, el niño puede realizar los llamados actos “simbólicos”.
Es capaz de integrar un objeto cualquiera en su esquema de acción como sustituto de otro objeto. Piaget habla del inicio del simbolismo.
La función simbólica tiene un gran desarrollo entre los 3 y los 7 años. Se realiza en forma de actividades lúdicas, juegos simbólicos.
Reproduce en el juego situaciones que le han impresionado – interesantes e incomprendidas precisamente por su carácter complejo -, ya que no puede pensar en ellas, porque es incapaz de separar acción propia y pensamiento.
Para el niño el juego simbólico es un medio de adaptación tanto intelectual como afectivo. Los símbolos lúdicos del juego son muy personales y subjetivos.
El lenguaje es lo que en gran parte permitirá al niño adquirir una progresiva interiorización mediante el empleo de signos verbales, sociales y transmisibles oralmente. Pero el progreso hacia la objetividad sigue una evolución lenta y laboriosa.
Inicialmente, el pensamiento del niño es plenamente subjetivo. Piaget habla de un egocentrismo intelectual durante el periodo preoperatorio. El niño todavía es incapaz de prescindir de su propio punto de vista, sigue aferrado a sus sucesivas percepciones, que todavía no sabe relacionar entre sí.
El pensamiento sigue una sola dirección; el niño presta atención a lo que ve y oye a medida que se efectúa la acción, o se suceden las percepciones, sin poder dar marcha atrás. Es el pensamiento irreversible, y en ese sentido Piaget habla de preoperatividad.
Frente a experiencias concretas, el niño no puede prescindir de la intuición directa, dado que sigue siendo incapaz de asociar los diversos aspectos de la realidad percibida o de integrar en un único acto de pensamiento las sucesivas etapas del fenómeno observado. Es incapaz de comprender que sigue habiendo la misma cantidad de líquido cuando se trasvasa a un recipiente más estrecho, aunque no lo parezca.
♦3.- Periodo de las Operaciones Concretas.
El periodo de operaciones concretas se sitúa entre los 7 y los 11 o 12 años.
Este periodo señala un gran avance en cuanto a socialización y objetivación del pensamiento.
Aún teniendo que recurrir a la intuición y a la propia acción, el niño ya sabe descentrar, lo que tiene sus efectos tanto en el plano cognitivo como en el afectivo o moral. Mediante un sistema de operaciones concretas, el niño puede liberarse de los sucesivos aspectos de lo percibido, para distinguir a través del cambio lo que permanece invariable. No se queda limitado a su propio punto de vista, es capaz de coordinar los diversos puntos de vista y de sacar las consecuencias. Pero las operaciones del pensamiento son concretas en el sentido de que solo alcanzan a la realidad susceptible de ser manipulada, o cuando existe la posibilidad de recurrir a una representación suficientemente viva. Todavía no puede razonar fundándose exclusivamente en enunciados puramente verbales, y mucho menos sobre hipótesis, capacidad que adquirirá en el estadio inmediato, o estadio del pensamiento formal, durante la adolescencia.
Los niños son capaces de una auténtica colaboración en grupo, pasando la actividad individual aislada a ser una conducta de cooperación. También los intercambios de palabras señalan la capacidad de descentralización. El niño tiene en cuenta las reacciones de quienes le rodean, el tipo de conversación “consigo mismo”, que al estar en grupo – monólogo colectivo – se transforma en diálogo o en una auténtica discusión. La moral heterónoma infantil, unilateralmente adoptada, da paso a la autonomía del final de este periodo.
♦4.- Periodo de las Operaciones Formales: la adolescencia.
Piaget atribuye la máxima importancia, en este periodo, al desarrollo de los procesos cognitivos y a las nuevas relaciones sociales que estos hacen posibles.
Desde el punto de vista del intelecto hay que subrayar la aparición del pensamiento formal por el que se hace posible una coordinación de operaciones que anteriormente no existía. Esto hace posible su integración en un sistema de conjunto que Piaget describe detalladamente haciendo referencia a los modelos matemáticos – grupo y red -.
La principal característica del pensamiento a este nivel es la capacidad de prescindir del contenido concreto para situar lo actual en un más amplio esquema de posibilidades. Frente a unos problemas por resolver, el adolescente utiliza los datos experimentales para formular hipótesis, tiene en cuenta lo posible, y ya no solo –como anteriormente ocurría- la realidad que actualmente constata, etc.
Por lo demás, el adolescente puede manejar ya unas proposiciones, incluso si las considera como simplemente probables – hipotéticas -. Las confronta mediante un sistema plenamente reversible de operaciones, lo que le permite pasar a deducir verdades de carácter cada vez más general.
Como norma general, el niño deja de sentirse plenamente subordinado al adulto en la preadolescencia, comenzando a considerarse como un igual. De la moral de subordinación y heteronomía, el adolescente pasa a la moral de unos con los otros, a la auténtica cooperación y a la autonomía. Comprende que sus actuales actividades contribuyen a su propio futuro, así como al de la sociedad.
Con las nuevas posibilidades intelectuales, que pueden englobar problemas cada vez más generales, y dado su creciente interés por problemas de mayor alcance que el aquí y el ahora, comienza a buscar no ya unas soluciones inmediatas, sino que construye unos sistemas tendentes hacia una verdad más genérica.
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