La ansiedad y el estrés están implicadas por un lado en la psicopatología y, por otra, en los trastornos psicofisiológicos. Tienen una repercusión actual, muy cotidiana que ya no solo incumbe a la salud mental, sino que es un motivo de información en los medios de comunicación. Se han precipitado como elementos sintomáticos de las sociedades desarrolladas en las últimas décadas teniendo una considerable incidencia en la población en general.
El estrés es moneda de cambio del estilo de vida actual y la ansiedad aparece como el trastorno de mayor incidencia a nivel mundial tal como señala la OMS. Debemos de añadir la vinculación de la ansiedad en los desórdenes, de la depresión y adicciones, al igual que su vínculo con problemas psicopatológicos, ya sean referidas bien a las dificultades sexuales u otras, o a patologías psicofisiológicas como la hipertensión, las úlceras gástricas, etc. Además de su intervención en el debilitamiento del sistema inmunitario.
También la ansiedad y el estrés tienen incidencia en el campo social, y en el laboral; en el contexto de la empresa y de las organizaciones se precipitan el estrés laboral y los conflictos interpersonales. Igualmente, en el ámbito educativo en manifestaciones de fobia escolar, problemas de adaptación, de ansiedad ante exámenes, de ira, etc. La ansiedad y el estrés alcanza también al contexto del deporte precipitándose la ansiedad precompetitiva vinculada a la reducción de logros, entre otros.
Esta contextualización que realizamos de estos malestares que se elevan a una problemática social y de salud mental exige, por un lado, la formación de especialistas en estos campos y, por otra, la intervención y manejo profesional de la ansiedad y el estrés en los diversos contextos donde habita el ser humano.
La ansiedad tiene un desarrollo más amplio en la salud mental, más tiempo de intervención y de estudio, ya signada inicialmente por el psicoanálisis de Freud mientras que el estrés fue introducido en el campo de la salud mental posteriormente, década de los años treinta del pasado siglo, abriéndoselas líneas de investigación acerca del estrés. A pesar de ambos avances tanto en investigación y tratamiento no ha impedido que ambos trastornos psicológicos sigan en vigencia más que nunca, haciendo una llamada de los profesionales a la intervención y manejo de la ansiedad y estrés.
Todas las orientaciones psicológicas se han hecho cargo de la intervención en pacientes con ansiedad y estrés. Desde la psicoanalítica, pionera en su intervención y manejo, mediante el trabajo común con el paciente en la investigación de las causas que subyacen a estos malestares; pasando por la intervención y el manejo a través de las técnicas de intervención cognitivo-conductuales, así como el abordaje que propone la Gestalt a través de las técnicas de la conciencia y de la presencia. Por su parte, la teoría sistémica interviene desde la operatividad del modelo sistémico estratégico focalizado breve.
¿Qué es la ansiedad y el estrés?
En 1932, el fisiólogo Walter Cannon introdujo en el campo de la salud el termino de estrés, pero fue en 1956 en el momento en que Hans Seley lo popularizó. Este concepto procede del campo de la física y hace referencia a la presión que ejerce un cuerpo sobre otro, siendo aquel que más presión recibe el que puede destrozarse. Esta definición fue adaptada al campo de la Psicología, donde entendemos por estrés los cambios psicofisiológicos que se producen en un organismo en respuesta a una situación que supone una sobredemanda de sus recursos.
El estrés es una respuesta natural del ser humano que nos permite responder adecuadamente a las demandas del medio externo.
Podemos hablar de diferentes clasificaciones de estrés. Las más frecuentes son por su impacto en la vida del paciente y por su duración.
1. Por su impacto, podemos hablar de:
a) Estrés positivo o Eustrés
Este tipo representa un estado en el que la persona interactúa con el estresor, pero no se producen consecuencias negativas, ya que es capaz de adaptarse adecuadamente a él por ser relativamente breve, leve y permanecer bajo control. Este tipo de estrés es frecuente en nuestra vida y necesario para el correcto desarrollo del organismo y nuestra adaptación al medio en que vivimos.
En esta línea podemos señalar la Ley de Yerkes-Dodson, formulada a principios de este siglo, en la cual recoge la conocida relación entre rendimiento y estrés. Esta relación adopta forma de U invertida, de manera que, un nivel extremadamente alto o bajo de estrés tiene efectos claramente perjudiciales, pero un nivel intermedio se relaciona con un rendimiento optimo.
b) Estrés negativo o Distrés.
Este tipo de estrés se produce cuando las demandas del medio son excesivas, intensas y/o prologadas y por tanto superan la capacidad de resistencia y adaptación de nuestro organismo.
Sin embargo, si el estrés que presentamos es intenso y/o prolongado en el tiempo produce consecuencias adversas a nivel físico y psicológico.
- Por su duración en el tiempo
a) Muy breve. Cuando es algo muy puntual y su duración es escasa en el tiempo. No suele producir consecuencias negativas en el organismo de forma duradera.
b) Agudo. Tienen un inicio definido, duran poco y presentan intensidad elevada.
c) Crónico. No suelen presentar un inicio claro y pueden o no perdurar en el tiempo. Su intensidad puede ser elevada o no serlo.
La palabra ansiedad proviene del latin anxietas, que nos lleva a traducirla como congoja o aflicción. Puede ser definida como un estado de inquietud o de inseguridad, que se origina como reacción ante un peligro inminente y real, produciendo alteraciones psicológicas y físicas; el sujeto que la vive manifiesta una sensación de desasosiego y sobresalto, que puede no desaparecer e incrementarse sin interrupción.
La ansiedad es un tipo de respuesta que anticipa una situación que puede ser peligrosa o potencialmente desagradable para la persona y tiene por objetivo la preservación del individuo, en un intento de controlar los eventuales daños que esta situación desagradable pudiera llegar a producir al individuo.
Existe una ansiedad pautada como normal y otra patológica. La normal es una “emoción psicobiológica básica, adaptativa ante un peligro presente o futuro”; está vinculada a la conservación de la especie. La ansiedad patológica es una respuesta desmedida que no está ligada necesariamente a un peligro u objeto externo y puede alcanzar a ser incapacitante para el sujeto (Cia)
Cuando la ansiedad es leve se precipita una sensación de inquietud o intranquilidad; en el supuesto de que el grado sea severo puede alcanzar la consecuencia de paralizar al sujeto, llegando a precipitarse en pánico.
Otros autores (Carrión y Bustamante) señalan otros dos tipos de ansiedad: la positiva y la adversa. En la primera, signada como ansiedad paranoide o positiva, se precipita ante un evento (como acceder a un nuevo trabajo o hacer un viaje novedoso). En cambio, La segunda, definida como ansiedad adversa o depresiva, en oposición a la positiva, puede ser originada por un duelo, una obsesión, o una crisis de pánico.
Freud piensa a la ansiedad como un estado afectivo desagradable en el que se despliegan fenómenos como la aprensión, sentimientos desagradables, pensamientos molestos y cambios fisiológicos que se asocian a la activación autonómica.
Freud postula la intervención del componente subjetivo el que implica el malestar propio de la ansiedad. Esto es, el procesamiento psíquico de lo percibido. Los elementos subjetivos son los más relevantes, añadiendo que es el componente subjetivo el que implica, en sí mismo, el malestar propio de la ansiedad. También señala el carácter adaptativo, actuando como una señal ante el peligro real e incrementando la activación del organismo como preparación para afrontar la amenaza.
Algunos de los tipos de trastornos de ansiedad más comunes incluyen al Trastorno de Ansiedad generalizada (TAG), Trastornos de pánico, Trastorno de Ansiedad social (TAS), Trastorno de Estrés post traumático (TEPT).
Entre ellos, vamos a tomar al TAG. El actual concepto de Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), tipificado en manuales diagnósticos implica aportaciones del campo de las psicoterapias, destacándose deforma importante el aporte psicoanalítico. El TAG es uno de los trastornos de ansiedad más prevalentes.
Los Manuales Diagnósticos definen al TAG como un trastorno caracterizado por ansiedad y preocupación excesivas desplegado en una amplia gama de actividades o acontecimientos, que se precipitan en un tiempo de más de seis meses causando un malestar clínicamente significativo, afectando el rendimiento social y laboral. Como criterios diagnósticos, se toman en cuenta la dificultad de controlar este estado de permanente preocupación por parte del paciente, y la presencia de al menos tres síntomas tales como: inquietud, impaciencia, fatigabilidad, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y alteraciones del sueño.
Es un síndrome en el que predomina una ansiedad masiva, sin un objeto claramente manifiesto, y en el que es muy fuerte el papel desempeñado por los factores actuales. Gabbard postula como eje del tratamiento para el Trastorno de Ansiedad generalizada una evaluación psicodinámica de la ansiedad. Esta visión incluye una conceptualización de la ansiedad como emergente de temores subyacentes del paciente y la evaluación del rol de la ansiedad en la organización de la personalidad del sujeto dado. Para este autor a partir de que las fuentes de ansiedad son vinculadas a conflictos relacionales recurrentes, el paciente puede acceder poco a poco a comprender que la ansiedad controlarla.
Es importante poder diferenciar la ansiedad del estrés. La respuesta de estrés se refiere al conjunto de cambios que se observan el organismo ante la sobreexigencia real del medio. La ansiedad corresponde al desorden psicofisiológico que se experimenta ante la anticipación de una situación potencialmente amenazante, sea esta más o menos probable. Pondremos un ejemplo sencillo que permitirá la perfecta aclaración de estos dos aspectos:
La sobrecarga de trabajo con el fin de entregar a tiempo un proyecto muy exigente provocará probablemente una respuesta de estrés. Hablar con nuestro jefe de un aumento salarial activará un cierto temor anticipado, lo que supondrá la aparición de ansiedad.
¿Cuáles son las causas más comunes de la ansiedad y estrés?
El estrés se precipita por las causas de demandas ambientales excesivas, laborales, familiares o sociales y nuestro organismo no puede afrontarlo desbordándose.
El factor más importante del que depende el estrés que percibimos es de carácter individual y subjetivo, es nuestra estructura psíquica interna quien gobierna nuestra exposición al estrés. La vulnerabilidad es la tendencia que mostramos ante ciertos tipos de acontecimientos que nos hace sentir un grado mayor de estrés que otras personas. Esta fragilidad se debe a nuestros componentes pulsionales, procesos inconscientes y conflictos no resueltos que residen en nuestra mente profunda, que serán determinantes a la hora de enfrentarse a factores estresantes.
Entre las causas más comunes que generan estrés se incluyen:
- Situaciones que obligan al cerebro a que las procese
- Estímulos ambientales
- Percepción de amenaza
- Aislamiento y confinamiento
- Alteración de funciones fisiológicas
- Bloqueo de nuestros intereses
- Presión del grupo
- Frustración
- No conseguir los objetivos planeados
- Relaciones sociales complicadas o fallidas
- Enfermedad
- Adicciones
Las causas más comunes que originan la ansiedad son las siguientes:
1. Acumular estrés durante un tiempo sostenido en el tiempo
2. La experiencia de situaciones con una elevada carga emocional
3. Personas afectadas de hipocondría, hipervigilantes asociadas con miedos
4. Estar inscrito en una vida desorganizada
5. Las adicciones se suman a las causas habituales.
6. Influencia de las redes sociales de forma insatisfactoria.
7. Vida poco activa y/o saludable
8. Descontrol de los pensamientos.
9. Pertenencia a núcleos familiares inmersos en algún trastorno adaptativo con ansiedad es un factor de vulnerabilidad.
10. Predisposición biológica
La ansiedad se precipita a partir de un conflicto psíquico entre un impulso inaceptable que está intentando adquirir representación consciente y liberarse, provocando en el Yo el despliegue de mecanismos de defensa contra las mociones pulsionales que devienen del Ello. Esto provoca una ansiedad a nivel yoico por la operación realizada por la intranquilidad de haber recibido la moción pulsional sin conocer exactamente de qué se trata.
Factores biológicos
Factores biológicos del Estrés
El estrés implica una sobreactivación biológica provocada por la acción funcional del sistema reticular; esto es una consecuencia de la precipitación de estímulos bien de carácter interno o externo que influyen en el mismo. El sistema reticular mantiene una serie de relaciones funcionales con los lóbulos cerebrales, con el lóbulo frontal, que es el encargado de evaluar, planificar y regular las estrategias conductuales del ser humano. Por ello, los procesos cognitivos, la evaluación de los recursos propios y el establecimiento de determinados planes de acción son lo que marca la actividad del sistema reticular.
Si el estrés se expresa biológicamente a través de un estado de activación general, se plantea el dilema de si se considera como factor de riesgo para sufrir una enfermedad a la hora de conceptualizar el término. Resulta difícil determinar si lo que se detecta es una activación tónica (estado de alerta y afrontamiento) o fásica (sobreestimulación del estado tónico) en tanto que los indicadores biológicos del estrés siguen estando mal definidos.
La secuencia cronológica del estrés y su estrecha interacción funcional pueden dar lugar a hechos indetectables desde una perspectiva fragmentaria. Cuando el organismo reacciona ante el estrés se activa su sistema nervioso autónomo, liberándose catecolaminas y produciéndose una estimulación del sistema neuroendocrino, siendo ACTH y cortisol en su liberación las dos hormonas por excelencia del estrés.
Factores biológicos de la ansiedad
Las causas biológicas de los trastornos de ansiedad incluyen aspectos neuroquímicos y de actividad cerebral y aspectos genéticos; además, también pueden estar en relación con problemas médicos, otros trastornos psiquiátricos y el consumo de alcohol o sustancias.
En lo referente a los aspectos neuroquímicos, son tres los neurotransmisores que estarían implicados en el desarrollo de la ansiedad: la serotonina, la norepinefrina y el ácido gamma-aminobutírico (GABA).
La serotonina desempeña un papel importante en la regulación del estado de ánimo, la agresión, el control de los impulsos, el sueño, el apetito, la temperatura corporal y la percepción del dolor. El mecanismo de acción de un grupo de medicamentos utilizados para tratar los trastornos de ansiedad es el aumento del nivel de serotonina mejorando la neurotransmisión de determinados mensajes.
Por su parte, la noradrenalina participa en la respuesta de lucha o huida frente a las situaciones percibidas como de peligro y en la regulación del sueño, el estado de ánimo y la tensión arterial. El estrés agudo aumenta la liberación de noradrenalina y en los trastornos de pánico parece estar mal regulado el sistema que controla la liberación de ese neurotransmisor.
El GABA ayuda a inducir la relajación y el sueño y a evitar la sobreexcitación. Las benzodiacepinas potencian su actividad.
Factores psicológicos
Los factores psicológicos que intervienen, internos, como el querer alcanzar metas muy elevadas, ser muy pesimista, perfeccionismo, rigidez personal, entre otros.
La ansiedad se articula a los trastornos psicológicos. Los síntomas que generan un trastorno psicológico pueden aumentar el nivel de dependencia de la persona, reducir sus capacidades y su bienestar, mermar su autoestima, limitar sus relaciones sociales… y de ahí la deriva de la posibilidad de aumentar notoriamente su nivel de ansiedad.
Ciertos rasgos de personalidad pueden precipitar trastornos de ansiedad. Por ejemplo, aquellas personas que tienen una falla en la gestión de las emociones; o aquellos que están atravesados por rasgos narcisistas producen pensamientos negativos acerca de sí; así, los eventos o situaciones difíciles que enfrentan alcanzan causando crisis de ansiedad.
Factores sociales
Ansiedad
Como factores sociales indicamos en primer lugar a las redes sociales y a la tecnología en general siendo elementos que aumentan los niveles de ansiedad y genera dependencia. Estos espacios generan g nuevos escenarios como la posibilidad de recibir ciberacoso y ciberbullying que a pesar de ocurren en un plano digital, son vividos dentro de los espacios seguros de las personas a través de las pantallas, lo que se precipita en una sensación de constante exposición a las opiniones y violencias ajenas.
Igualmente presentamos dentro del epígrafe de factores sociales al cómo se utilizan los teléfonos móviles, no sólo cuánto se usan, porque intervienen en los niveles de depresión, ansiedad y estrés. Por ejemplo, se han encontrado más síntomas de ansiedad entre los más jóvenes y entre ellos aquellos que utilizaban el móvil en mayor medida para enviar mensajes de texto
Las redes sociales han magnificado las expectativas sobre la imagen corporal con la puesta en juego de filtros e IA para exhibir cuerpos idealizados que aumentan la presión sobre la autoimagen y acerca el ideal narcisista identificatorio a dicha imagen. Además, la pérdida o disminución de la privacidad produce una sensación de exposición constante, tanto a nivel físico como también por el aumento de la educación en línea y del trabajo remoto generando espacios virtuales de comparación y competencia.
Los cambios sistémicos y políticos que fundamentan este aumento de ansiedad ya venían ocurriendo desde décadas atrás, generando, ya desde hace un tiempo, el denominado SAD, síndrome de ansiedad por disrupción, donde los sujetos perciben, además adecuadamente, el cambio de las normas tanto del entorno como de las instituciones sociales generando situaciones donde estas dan expresión de la imposibilidad de sostener las normas de convivencia y de su propio sostenimiento acerca de las razones por las que han sido creadas inicialmente.
Estamos invitados a estudiar estos nuevos determinantes de la ansiedad para poder abordar el sufrimiento derivado y disminuir sus efectos colaterales en la vida de las personas y las comunidades.
Los factores sociales en el estrés, desde la organización social a, los aspectos económicos, el estado civil, el lugar laboral, el género, están implicadas en la consecuencia del estrés. Efectivamente, el marco social puede provocar un nivel elevado de estrés que, tendrá eficacia en su influencia en la salud física y mental, alcanzando a la calidad de vida e incluso a la longevidad. El estrés social puede tener ser muy influyente sobre efectos indirectos tras la modificación de los estilos de vida.
Las amenazas de la sociedad actual se vinculan con la competitividad laboral, el tráfico, el ruido, la convivencia con los otros, la crianza de los hijos, etc. Los investigadores han llegado a la conclusión que el organismo tiene una incapacidad para controlar los estresores sociales y psicológicos cuya consecuencia pueden llevar al despliegue de alteraciones cardiovasculares, hipertensión, úlcera péptica, dolores musculares, asma, jaquecas, pérdida de la calidad de vida, depresión y otros, al igual que al aumento de las conductas de enfermedad.
Cómo reconocer los síntomas y realizar un diagnóstico
Los signos indicadores de estrés comprenden: irritación, preocupación, tensión, depresión, afecciones psicosomáticas, insatisfacción ante la vida, baja autoestima, bajo rendimiento etc. La respuesta fisiológica se inicia con una activación generalizada del organismo que implica una liberación de hormonas (catecolaminas y corticosteroides) por el sistema endocrino que afectan poderosamente a nuestro sistema inmunológico debilitándolo.
Hay tres etapas en el desarrollo del estrés:
- La percepción de la amenaza- Factor estresante
- Los intentos de afrontamiento
- El fracaso de las tentativas
Cuando el estrés o sobrecarga emocional no es bien manejado, el fracaso de la adaptación produce conflictos psicológicos o enfermedades psicosomáticas.
Cuando la ansiedad deriva a ser patológica precipita un malestar significativo con síntomas que afectan tanto al plano físico como al psicológico y conductual. Señalamos los psicológicos:
- Preocupación, aprensión
- Miedo a perder el control, a volverse loco o temor ante una muerte inminente
- Dificultad de concentración, quejas de pérdida de memoria
- Conductas de evitación de determinadas situaciones
- Inhibición o bloqueo psicomotor
- Obsesiones o compulsiones
- Sensación de agobio
- Irritabilidad, inquietud
Síntomas de la ansiedad
Las respuestas de ansiedad se pueden agrupar en tres sistemas de respuesta humana:
– Síntomas subjetivos, cognitivos o de pensamiento
– Preocupación
– Inseguridad
– Miedo o temor
– Aprensión
– Pensamientos negativos
– Anticipación de peligro
– Dificultad de concentración
– Dificultad para la toma de decisiones
– Sensación de desorganización
– Síntomas motores observables
– Hiperactividad
– Paralización motora
– Movimientos torpes y desorganizados
– Tartamudeos y otras dificultades de expresión verbal
– Conductas de evitación
– Síntomas fisiológicos y corporales
– Síntomas cardiovasculares: Palpitaciones, pulso rápido, tensión arterial alta, accesos de calor.
– Síntomas respiratorios: Sensación de sofoco, ahogo, respiración rápida y superficial, opresión torácica.
– Síntomas gastrointestinales: Náuseas, vómitos, diarrea, aerofagia, molestias digestivas.
– Síntomas genitourinarios: Micciones frecuentes, enuresis, eyaculación precoz, frigidez, impotencia.
– Síntomas neuromusculares: Tensión muscular, temblor, hormigueo, dolor de cabeza tensional, fatiga excesiva.
– Síntomas neurovegetativos: Sequedad de boca, sudoración excesiva, mareos.
Síntomas del estrés
El estrés agudo es la forma de estrés más común. Surge de las exigencias y presiones del pasado reciente y las exigencias y presiones anticipadas del futuro cercano. Dado que es a corto plazo, el estrés agudo no tiene tiempo suficiente para causar los daños importantes asociados con el estrés a largo plazo. Los síntomas más comunes son:
- Agonía emocional: una combinación de enojo o irritabilidad, ansiedad y depresión, las tres emociones del estrés.
- Problemas musculares que incluyen dolores de cabeza tensos, dolor de espalda, dolor en la mandíbula y las tensiones musculares que derivan en desgarro muscular y problemas en tendones y ligamentos;
- Problemas estomacales e intestinales como acidez, flatulencia, diarrea, estreñimiento y síndrome de intestino irritable;
- Sobreexcitación pasajera que deriva en elevación de la presión sanguínea, ritmo cardíaco acelerado, transpiración de las palmas de las manos, palpitaciones, mareos, migrañas, manos o pies fríos, dificultad para respirar, y dolor en el pecho.
Si el organismo se activa repetidamente ante situaciones estresantes o no se desactiva una vez que dichas situaciones han finalizado, es muy probable que la persona desarrolle alguna enfermedad de las asociadas al estrés.
El estrés crónico puede ser el resultado de estresores cotidianos que no se atienden o no se manejan adecuadamente, así como de eventos traumáticos. Las consecuencias del estrés crónico son graves, particularmente porque éste contribuye a la ansiedad y la depresión
El estrés crónico destruye al cuerpo, la mente y la vida. Hace estragos mediante el desgaste a largo plazo. Es el estrés de la pobreza, las familias disfuncionales, de verse atrapados en un matrimonio infeliz o en un empleo o carrera que se detesta.
El estrés crónico surge cuando una persona nunca ve una salida a una situación deprimente. Es el estrés de las exigencias y presiones implacables durante períodos aparentemente interminables. Sin esperanzas, la persona abandona la búsqueda de soluciones.
Algunos tipos de estrés crónico provienen de experiencias traumáticas de la niñez que se interiorizaron y se mantienen dolorosas y presentes constantemente. Algunas experiencias afectan profundamente la personalidad
Se genera una visión del mundo, o un sistema de creencias, que provoca un estrés interminable para la persona (por ejemplo, el mundo es un lugar amenazante, las personas descubrirán que finge lo que no es, debe ser perfecto todo el tiempo).
El estrés crónico mata a través del suicidio, la violencia, el ataque al corazón, la apoplejía e incluso el cáncer. Las personas se desgastan hasta llegar a una crisis nerviosa final y fatal.
La activación por tiempos prolongados del sistema de respuesta al estrés puede causar alteraciones en todos los procesos del cuerpo.
Herramientas para diagnosticar el estrés y la ansiedad
Uno de los cuestionarios más utilizadas para evaluar el estrés es la Escala de Estrés Percibido (Perceived Stress Scale, PSS), propuesta por Cohen y colaboradores.
– El TST elaborado por T.S. Lagner, test de Salud total intenta evaluar la problemática de índole psíquica de los sujetos, evalúa ciertos síntomas psíquicos y psicosomáticos. Ha sido creado para identificar alteraciones psicofisiológicas en los sujetos de estudio. Ha sido utilizado con población trabajadora para identificar alteraciones psicofisiológicas relacionadas con las condiciones psicosociales de trabajo.
– Cuestionario de formas de afrontamiento, por J. Rodríguez Marín, M.C. Terol, S. López-Roig y M.A. Pastor. Tiene el objeto de ser un instrumento útil para evaluar las formas de afrontar el estrés de la población en general. Se evalúa el afrontamiento activo y el evitativo.
Respecto de los instrumentos de evaluación de los trastornos de ansiedad que se utilizan con mayor frecuencia en el ámbito de la psicología clínica, distinguimos:
1. Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI). La ansiedad-estado se define como un proceso de activación emocional intensa ante un estímulo que la persona percibe como peligroso o ante la anticipación del mismo.
2. Inventario de Ansiedad de Beck (BAI)
Este instrumento fue desarrollado principalmente con el fin de medir la ansiedad clínica o el estado de ansiedad prolongado en el tiempo. el BAI se encarga de medir una forma más específica la ansiedad, debido a que sus ítems presentan un menor contenido relacionado con la depresión
3. Cuestionario para el diagnóstico del trastorno de ansiedad generalizada (GADQ-M)
Informa principalmente sobre las características de las preocupaciones del evaluado
4. Inventario Penn State Worry Questionnaire (PSWQ). Evalúa la preocupación patológica y generalizada, una preocupación que resulta incontrolable y excesiva.
5. Instrumentos para evaluar el trastorno de ansiedad por separación (TAS):
– Separation Anxiety Symptom Inventory (SASI). Evalúa la ansiedad por separación de manera retrospectiva en personas que ya son adultas.
– Cuestionario de Ansiedad por Separación en la Infancia (CASI). Este cuestionario evalúa fundamentalmente la preocupación por la separación, el malestar por la separación y la tranquilidad ante la separación.
– Cuestionario de Ansiedad por Separación de Inicio Temprano (CASIT). Es instrumentalizado a los padres del niño; se evalúa la ansiedad por separación respecto con el dormir, los acontecimientos diarios o con la pérdida o daño de un ser querido.
Técnicas de intervención profesional
Aunque sintomáticamente su expresión sea similar, a la hora de trabajar con un paciente con ansiedad o con un paciente con estrés, nuestra intervención será diferente, ya que el origen de su malestar lo es.
La orientación cognitiva conductual dispone de las siguientes técnicas para intervenir en la ansiedad:
–La Técnica de Autoinstrucciones y la Reestructuración Cognitiva, que actúan sobre los pensamientos.
-Entrenamiento en Relajación Muscular Progresiva de Jacobson y la Respiración diafragmática, que reducen la actividad fisiológica de nuestro cuerpo.
– Técnicas de Exposición o el Entrenamiento en Habilidades Sociales.
Respecto del estrés esta misma orientación cuenta con las siguientes técnicas:
– Desensibilización sistemática. Se utiliza para controlar las reacciones de ansiedad o miedo ante situaciones que resultan amenazadoras para un individuo.
-Inoculación de estrés. Se asemeja a la anterior. Se instrumentaliza a partir del aprendizaje de técnicas de respiración y relajación con el objeto de relajar la tensión en situaciones de estrés; la persona ordenada en una lista las situaciones que le son más estresantes
– Técnicas de relajación física. Estas técnicas se sustentan en la teoría de que las personas pueden aprender a reducir sus niveles de tensión psicológica (emocional) por medio de la relajación física, incluso cuando persista la situación de estrés.
– Técnicas de relajación mental y meditación. Se trata de desarrollar de forma sistemática una serie de actividades perceptivas y conductuales, para que el sujeto pueda centrar su atención en esas actividades y así desconectar de la actividad mental cotidiana del individuo como fuente de estrés.
– Biofeedback. Es una técnica de intervención cognitiva para el control del estrés que busca eficacia en el plano fisiológico. Tiene el objetico de facilitar al sujeto la capacidad de control voluntario sobre ciertas actividades y procesos de carácter biológico.
– Técnicas de autocontrol. El objetivo de estas técnicas es conseguir que el individuo adquiera control de la propia conducta: adiestramiento de su capacidad para regular las circunstancias que la acompañan (las que anteceden a su conducta y las posteriores a la misma). Son útiles en el manejo y control de las conductas implicadas en situaciones de estrés, también son útiles en el campo de la prevención de conductas problemáticas.
-Entrenamiento asertivo. Se desarrolla la autoestima y se evita la reacción de estrés.
La orientación psicoanalítica permite actuar sobre el núcleo patógeno del estrés y la ansiedad y poner en funcionamiento los mecanismos psíquicos necesarios para que el sujeto se pueda hacer con la gestión de la ansiedad, de estrés y de la incertidumbre que rodea su existencia.
Las técnicas psicoanalíticas pertenecen al propio tratamiento y van a intervenir en todo el proceso psicoanalítico.
-Entrevista psicoanalítica. En la entrevista, libre, el sujeto que demanda atención presenta los malestares que tiene y que desea que sean puestos en juego para que puedan gestionarse. La escucha es el instrumento que la terapia (desde el proceso de las entrevistas) dispone para poder presentarle al analizando aquellos elementos inconscientes que intervienen en el malestar tanto del estrés como de la ansiedad. En el discurso, el psicoanalista devuelve a la persona con estrés aquello que no puede elaborar, que no puede pensar y que él mismo desconoce porque son inconscientes. Son personas que toleran mal la incertidumbre, el no saber qué va a acontecer.
Con las técnicas de la Interpretación, el señalamiento, la deconstrucción y la construcción permitirá que la persona pueda dar otro destino, sin malestar, a través del procesamiento psíquico de aquello que se ha manifestado como disruptivo en su vida.
Otra de las técnicas es la interpretación de los sueños; En ellos, el inconsciente se manifiesta; se dan la mano lo actual y el pasado en un mismo sueño. Es una vía privilegiada de acceso al inconsciente. Y, por último, la transferencia, como motor propio de la dinámica terapéutica. El paciente proyecta, deposita en la persona de su terapeuta sentimientos, pensamientos, afectos que devienen de su propia historia; dilucidar la transferencia es concluir con la curación del paciente.
El proceso psicoanalítico se lleva a cabo mediante conversaciones, sin utilizar fármacos, hablando libremente interesándose por la persona, poniendo la intencionalidad en el sufrimiento que tiene de forma subjetiva; el terapeuta que pone en juego su escucha puede interpretar los procesos que inconscientemente median en la producción de lo que supone para las personas tanto el estrés como la ansiedad enfermedad.
Terapia cognitivo conductual (TCC)
La terapia cognitiva conductual se utiliza para tratar una amplia gama de problemas. El objetivo primordial de esta terapia es detectar y corregir las conductas, pensamientos y emociones que producen malestar en los pacientes Tiene el beneficio de acceder a identificar y afrontar desafíos específicos. Igualmente, los pacientes se benefician de sus herramientas para abordar desafíos emocionales tales como los trastornos de ansiedad, afrontar las situaciones de estrés, controlar los síntomas físicos, etc. Es frecuente que en la terapia cognitivo-conductual se combine con otros tratamientos, como los antidepresivos, ansiolíticos u otro tipo de fármacos médicos.
La terapia cognitivo-conductual formula también como beneficio la duración corta de sus tratamientos ya que al sintetizar lo que le sucede a una persona, sin profundizar en la causalidad de los pensamientos, emociones y conductas, le permite instrumentalizar técnicas que operan con rapidez. Sus resultados positivos están al nivel de la síntesis que hacen de los conflictos de un individuo.
Terapia psicoanalítica
La terapia psicoanalítica es la cura por la palabra. El psicoanálisis trata la subjetividad, es una terapia activa puesto que el paciente está llamado desde el primer momento a hacerse cargo de aquello que le pertenece, donde la terapia le otorga el lugar de participación no queda atrapado por los síntomas que haya que eliminar o solucionar rápidamente en la medida en que estos pertenecen al paciente de una forma íntima, tienen un sentido para él y además le permiten manifestar algo, a quien quiera escuchar, que no puede ser dicho de otra forma. Entre los beneficios se encuentra el devolver a la persona su propia capacidad de intervenir en su vida, de realizar los movimientos necesarios para que su malestar pueda tomar otro destino.
También cuenta como beneficio que se adapta bien a la personalidad del paciente, a su historia de vida, a su contexto y a aquello que le pertenezca psíquicamente., lo cual deja como beneficio el autoconocimiento del analizando. En la medida en que investiga la causalidad de los malestares y conflictos, la terapia psicoanalítica aporta el beneficio de que sus resultados perduran con el paso del tiempo.
A modo de conclusión señalamos algunos otros beneficios a tener en cuenta en la realización de la terapia psicoanalítica:
-Reordenación de la personalidad
-Resolución los conflictos de infancia y adolescencia
-Relaciones personales más saludables
-Aumenta el nivel de bienestar
-Se resuelven conflictos y crisis
-Disminución del sufrimiento psicológico
Cursos y talleres de especialización en tratamiento de la ansiedad y el estrés para psicólogos
En la medida en que la prevalencia tanto del estrés como de la ansiedad se ha generalizado convirtiéndose en trastornos muy generalizados en la población de todas edades y condiciones es urgente que los profesionales de la salud mental se encuentren bien preparados para el tratamiento de estos trastornos, ya que si bien se pueden precipitar otro tipo de trastornos psicológicos de importancia, a estos mismos se le pueden sumar ansiedad y estrés devenidas por el malestar provocado por dichos trastornos mentales. El término comorbilidad se hace patente.
La formación continua es un aspecto fundamental en cualquier campo profesional, y en la Psicología también. Una de las causas principales por las que los psicólogos deben continuar formándose a lo largo de su carrera es para mejorar y ampliar sus habilidades y conocimientos. Así, la formación continua permite que los psicólogos en activo puedan actualizarse y mantenerse al día de los avances, cuestión que redundará en la eficacia de sus tratamientos con sus pacientes y en los resultados clínicos.
La formación continua ofrece la oportunidad de especialización, en ámbitos específicas de la psicología, lo que igualmente favorece atender a diferentes poblaciones y trastornos, entre ellos los ansiedad y el estrés. Igualmente, ayudara a los psicólogos a ser más eficaces en detectar tanto las necesidades de los pacientes como de aquello que subyace como causalidad de estos trastornos, traduciéndose en una atención más personalizada y eficaz.
Al participar en cursos de formación, los psicólogos adquieren la oportunidad de expandir su red de contactos, colaborar con otros profesionales accediendo al conocimiento de otras perspectivas en el campo de la psicología. Además, la formación que ofrecen los cursos les permitirá tomar contacto con la evaluación de la eficacia de sus intervenciones, además de estar familiarizado con las resistencias frecuentes que presentarán nuestros pacientes ante las intervenciones terapéuticas y cómo abordarlas pertinentemente.
También conviene que señalemos que el agotamiento profesional es un riesgo frecuente en el campo de la psicología, auspiciado por la exigencia emocional que conlleva intervenir en salud mental. Por ello, también la formación continua puede atemperar el agotamiento profesional en la medida de que los psicólogos puedan tener conocimiento de sí mismos y de las herramientas necesarias que les permitan gestionar el estrés, cuidar de su bienestar emocional y establecer límites éticos en su trabajo.
Una vez que una persona ha decidido formarse en Psicología y trabajar en este campo sabe que ya nunca dejará de estudiar y estará en disposición de poner en juego sus conocimientos a lo largo de su despliegue laboral.
Desde Isfap apostamos por la formación continua como parte del método integral para realizar intervenciones terapéuticas que tengan el alcance de aliviar el sufrimiento de nuestros pacientes; orientamos a nuestros alumnos psicólogos a la formación profunda en Psicología clínica, a especializarse en los trastornos psicosomáticos, a abordar los diferentes trastornos de ansiedad y estrés desde el estudio del trauma y del duelo con el objeto de la adquisición de habilidades que les permita dar respuesta en el campo de la salud mental, en el campo del sufrimiento humano.