En la actualidad, en nuestro sistema jurídico, y a pesar de que hay que seguir avanzando en nuestra presencia, es prácticamente inabordable la resolución de casos judiciales sin la intervención de un perito psicólogo. La figura de este se ha consolidado en los últimos 15 años.
Como veremos en este nuevo curso de psicología forense de ISFAP, la Psicología Forense se puede entender como el instrumento necesario para la toma de decisiones de los jueces y tribunales.
La Psicología Forense lleva implícitas las siguientes características:
1. Está al servicio del poder judicial del estado.
2. Es básicamente un instrumento técnico de la administración de justicia.
3. Está orientada hacía la aplicación de la ley.
4. No es investigación pura ni Psicología Experimental, sino que al igual que la Psicología Clínica, ayuda a la hora de tomar decisiones sobre problemas concretos.
5. La toma de decisiones (al contrario de lo que ocurre en la Psicología Clínica) no corresponde al propio psicólogo, ya que este actúa como consultor de la persona o personas encargadas de tomar dichas decisiones (juez, tribunal, etc.).
6. Tiene una finalidad institucional distinta a la de la Psicología Clínica y de la Psicología Industrial. Sus objetivos éticos están determinados por la ley (además de las propias normas del Código Deontológico de los Psicólogos).
Algunas de estas funciones que en la actualidad desarrolla el psicólogo forense en el ámbito del Derecho son en general:
7. Derecho Penal: informe sobre capacidad cognitiva y volitiva del acusado; nivel de implicación en proceso de delincuencia.
8. Derecho Civil: informa sobre problemas psicológicos, deficiencias y/o trastornos psicopatológicos.
9. Derecho Laboral: valoración de capacidades psicológicas, trastornos, secuelas.
Historia de la Psicología Forense
Desde el siglo XVIII se han dejado sentir los primeros trabajos científicos que participaron en el nacimiento de la psicología forense:
- “Sobre la necesidad de conocimientos psicológicos para juzgar los delitos” (En 1792, EckardtsHausen)
- “Fundamentos del Derecho Natural según los principios de la doctrina de la Ciencia” (1796, Fitche; sobre las relaciones del Derecho y el Estado)
- “La influencia de la Psicología Criminal sobre un sistema de Derecho Penal” (1799, Münch)
En el Siglo XIX se precipitaron dos concepciones de la Psicología dentro del marco legal: la Psicología Jurídica y la Psicología Forense. La primera referida a los fundamentos psicológicos del Derecho: los orígenes sociales y psicológicos que hicieron necesaria su aparición. Esta aproximación se vincula con la Filosofía del Derecho y la Psicología Colectiva.
La Psicología Forense, en esta época se inscribía en un campo teórico más amplio como es la Psicología Jurídica, que se entendía como la Psicología del Derecho. Posteriormente, la Psicología Forense se desmarcó a partir de una distinción propia: la diferenciación entre ciencia aplicada y teórica: la aplicación de la psicología a la práctica profesional del jurista. Esta será considerada como una psicología de lo individual que se relaciona con la Psicología Criminal y con la Patología Forense.
A pesar de estas aportaciones a finales del siglo XIX de Mittermaier (“doctrina de la prueba”), Friedrich, aportando el término psicología judicial (“Manual sistemático de la Psicología Judicial”), Zitelman (“El error y la relación jurídica: una investigación jurídica-psicológica”) la Psicología Forense retrocedió; sus razones se inscribían en el desarrollo de la Psicología Experimental y al deseo de independencia del Derecho. Este se apoyaba únicamente en sus conocimientos, renunciando a aportaciones de otras ciencias, entre ellas la psicología.
Iniciando del Siglo XX, se vuelven a plantear las diferencias existentes entre la Psicología Forense y la Psicología Jurídica, desmarcándose la primera frente a la segunda, puesto que las teorías creadas a través de una Psicología Colectiva carecían de fuerza a nivel académico y social.
A la vez, se incrementa una mayor relación entre Psicología y fisiología facilitando el desarrollo de la Psicología Criminal, auxiliando a la independencia de ésta respecto de la Medicina Forense para así unirse a la Psicología Clínica. Será a partir de la Psicología Experimental que se implemente el desarrollo de la Psicología de la Testificación. Conjuntamente, adquiere una mayor relevancia el análisis psicológico de la decisión judicial.
Contrariamente a los primeros veinte años del siglo XX, en el segundo cuarto de siglo se produce un descenso en el desarrollo de la Psicología Forense. En este periodo tienen lugar las dos guerras (segunda guerra mundial y la guerra civil española), implicando que los psicólogos se dediquen a nuevas exigencias de trabajo: los programas de test masivos.
la Psicología Forense coge auge en las décadas de los años cincuenta y sesenta, produciéndose el acercamiento del psicólogo a la sala de justicia, abriéndose la posibilidad de integrar la psicología y el derecho, con el inicio del estudio de los procesos judiciales y los aspectos sociales y políticos. En estas décadas, se integra el psicólogo como experto o perito.
Al desarrollarse la Psicología Social, permite que la Psicología Forense se extienda más allá de lo puramente individual. Se producen las primeras participaciones de psicólogos como expertos en las salas de justicia en casos penales y civiles.
A partir de los años ochenta del siglo XX, se institucionaliza la Psicología Forense a nivel académico y su integración a nivel profesional. Esta integración puede verse en el desarrollo de la psicología y su marcada orientación aplicada, que lleva a los psicólogos centrados en el campo judicial a dedicarse a proporcionar la información necesaria para una optimización en el marco de los procesos judiciales; supone un reconocimiento del papel del psicólogo en el campo legal, y un mayor desarrollo de sus ámbitos profesionales.
La función objeto del psicólogo será proporcionar la manera en que el sujeto quede constituido como un individuo único, evitando así los factores psicológicos y extralegales (estado mental, motivación, consecuencias, contexto social, responsabilidad, seguridad, etc.) que puedan distorsionar su acción objetiva, estableciendo una forma de actuación jurídica que nos lleve a una resolución imparcial.
Durante los años noventa, la Psicología Forense se expande, debido a la demanda social y judicial y al propio crecimiento de la psicología. La especialidad “forense” adquiere una entidad propia y empieza a consolidarse su estatus.
Psicología Forense y Psicología Jurídica
La Psicología Forense se encuadra dentro de la Psicología Jurídica, aunque ambos guardan campos de actuación propios. Los campos de estudios de estas dos ramas son:
La Psicología Jurídica (especialidad de la Psicología que facilita al Derecho el estudio del comportamiento de las personas) engloba a la Psicología Policial (cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado), a la Psicología Penitenciaria (prisiones) y a la Psicología Forense (juzgados y servicios de administración de justicia como familia, menores, clínicas médico-forenses).
Existen otras áreas de actuación de la Psicología Jurídica, encontrándose en vías de desarrollo o de inicio como son la atención a la víctima, preparación psicológica para juicios, asistencia al detenido, asesoramiento a abogados y policías, mecanismos de adaptación, relación abogado-cliente, reacciones frente al Derecho y la Justicia, Psicología del documento (psicosemiótica), etc.
El campo de actuación e investigación de la Psicología Jurídica es, para el Colegio Oficial de Psicólogos de España, el que se dedica al estudio del comportamiento de las personas que integran el área jurídica.
Tomemos dos definiciones de la Psicología forense:
“La ciencia que enseña la aplicación de todas las ramas y saberes de la Psicología ante las preguntas de la Justicia, y coopera en todo momento con la Administración de Justicia, actuando en el foro y mejorando el ejercicio del Derecho”. (Urra y Vázquez en 1993).
– “La aplicación de la Psicología en las materias relacionadas con la ley y el sistema legal. Actualmente, el término forense se refiere a la aplicación de los principios y prácticas científicas en el proceso judicial” (American Board of Forensic Psychology, Consejo Americano de Psicología Forense)
De ello se deriva que la denominación “Psicología Forense” se despliega en un espectro de actividades e investigaciones específicas, bien diferenciadas de las áreas enmarcadas dentro de la Psicología Jurídica.