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estres fisicamente

¿Cómo nos afecta el estrés físicamente?

En 1932, el fisiólogo Walter Cannon introdujo en el campo de la salud el termino de estrés, pero fue en 1956 en el momento en que Hans Seley lo popularizó. Este concepto procede del campo de la física y hace referencia a la presión que ejerce un cuerpo sobre otro, siendo aquel que más presión recibe el que puede destrozarse. 

Esta definición fue adaptada al campo de la Psicología, donde entendemos por estrés los cambios psicofisiológicos que se producen en un organismo en respuesta a una situación que supone una sobredemanda de sus recursos.

 El estrés es una respuesta natural del ser humano que nos permite responder adecuadamente a las demandas del medio externo.

La respuesta de estrés se refiere al conjunto de cambios que se observan el organismo ante la sobreexigencia real del medio. Pondremos un ejemplo sencillo que permitirá la perfecta aclaración este aspecto:

La sobrecarga de trabajo con el fin de entregar a tiempo un proyecto muy exigente provocará probablemente una respuesta de estrés. 

Los conceptos básicos del estrés

El estrés puede entenderse como:

  • Un estímulo
  • Una respuesta: Síndrome General de Adaptación
  • Un proceso

Cuando el organismo se activa ante una situación que evaluamos como estresante, se producen diferentes cambios entre los que caben destacar las siguientes:

  • Una rápida movilización de la energía que permanece almacenada, de manera que la glucosa, las proteínas más simples y las grasas salen de las células y se dirigen a la musculatura.
  • Un incremento de la frecuencia cardíaca, respiratoria y la presión arterial, lo que facilita el transporte del oxigeno a las células de nuestro cuerpo.
  • Una paralización de la digestión
  • Una disminución del impulso sexual.
  • Una inhibición de la actividad del sistema inmunitario.
  • Reacción analgésica al dolor de manera que se embota la capacidad de percibir las estimulaciones nocioceptivas.
  • Cambios en la capacidad cognitiva y sensorial, de manera que se activa y mejora el funcionamiento de la memoria y los sentidos se agudizan.

Estos cambios conducen a la preparación de nuestro cuerpo para enfrentarse de manera ocasional a situaciones de emergencia en las que el medio nos demanda que pongamos en marcha gran cantidad de recursos para afrontar la situación de la mejor manera.

Lo que se produce en nuestro organismo es una paralización de todos aquellos sistemas fisiológicos cuya actividad puede posponerse temporalmente y dispone de toda la energía para los sistemas que son decisivos en dicho momento.

Por ejemplo, en situaciones normales al acabar de comer nuestro cuerpo realizará la digestión y concentrará gran parte de la sangre en nuestro estomago. Si tras la comida, nos encontramos con una gran amenaza, como puede ser aviso de incendio en el edificio donde nos encontramos, toda la sangre que estaba en nuestro estomago para realizar la digestión tiene que movilizarse hacía los músculos para que respondan rápida y adecuadamente para salir corriendo. Se inhibe por tanto y de manera temporal, sistemas tan relevantes como la libido, el proceso de digestión y la actividad del sistema inmunitario.

El estrés es en definitiva una respuesta adaptativa de nuestro cuerpo a un entorno demandante, el cual nos permite sobrevivir

Sin embargo, aunque la respuesta de estrés pueda ser en determinados momentos altamente adaptativa, sabemos que, si ésta se mantiene durante largos periodos de tiempo, el organismo se verá dañado por este modo de comportarse.

Síndrome General de Adaptación

Seley postuló al Síndrome General de Adaptación como uno de los conceptos básicos para entender la experiencia de estrés.

El Síndrome General de Adaptación describe el curso de la reacción del organismo en tres fases cuando se enfrenta a una situación estresante.

Este síndrome consta de tres fases diferenciadas en el tiempo: alarma, resistencia y agotamiento.

Fase de alarma

Esta fase se inicia en el primer momento, cuando aparece la exposición a la situación frente a la cual tenemos que responder. Con el fin de mantener la homeostasis y de manera preventiva, se inician los cambios en nuestro organismo a nivel psicofisiológico y comportamental, los cuales han sido mencionadas con anterioridad.

Si la situación que nos produce estrés finaliza, volveremos a la normalidad que presentábamos, en caso contrario aparecerá la segunda fase denominada de resistencia.

Fase de resistencia o adaptación

En este periodo, el organismo pone en juego todos sus componentes para hacer frente al estresor, bien resistiéndose bien adaptándose.

Si el cuerpo mantiene el equilibrio u homeostasis ante las demandas de la situación, el cuerpo vuelve a la normalidad, si no lo consiguiera daría lugar a la siguiente fase.

Fase de agotamiento

Esta fase ocurre cuando nuestro organismo no es capaz de alcanzar el equilibrio y adaptarse al estresor. Es en esta fase donde se producen las alteraciones de tipo físico y psicológico, conformándose las llamadas alteraciones psicosomáticas, como pueden ser los que se exponen a continuación:

  • Acné
  • Adicción a las drogas
  • Aerofagia
  • Aftas
  • Alteraciones de la líbido
  • Alcoholismo
  • Alopecia
  • Angina de pecho
  • Anorexia
  • Ansiedad
  • Arritmias
  • Artritis reumatoide
  • Asma
  • Bulimia
  • Dermatitis atópica
  • Diabetes
  • Cefalea tensional
  • Colitis ulcerosa
  • Depresión
  • Diarrea
  • Dispepsia
  • Dolor crónico
  • Raynaud
  • Epilepsia
  • Estreñimiento
  • Eyaculación precoz
  • Fobias
  • Hipertensión
  • Hipoglucemia
  • Impotencia
  • Infarto de miocardio
  • Insomnio
  • Lumbago
  • Migrañas
  • Muerte súbita
  • Náuseas
  • Obesidad
  • Obsesiones
  • Pesadillas
  • Predisposición a accidentes
  • Psoriasis
  • Seborrea
  • Síndrome del intestino irritable
  • Suicidio
  • Temblores
  • Trastornos esquizofrénicos
  • Trastornos menstruales
  • Tumores
  • Úlceras
  • Vaginismo
  • Vómitos

Por tanto, si el organismo se activa repetidamente ante situaciones estresantes o no se desactiva una vez que dichas situaciones han finalizado, es muy probable que la persona desarrolle alguna enfermedad de las citadas asociadas al estrés.

Es importante señalar que el estrés no es el factor causal de dichas enfermedades, más bien parece que la experiencia de estrés aumenta el riesgo de que el organismo contraiga alguna enfermedad o acelere algún proceso patológico. Por ejemplo, un proceso de tipo canceroso incipiente es más fácil que se desarrolle y extienda en una persona que como consecuencia de un momento vital estresante, tenga inhibida o debilitada su sistema inmune.

¿Cuáles son los diferentes tipos de estrés?

Podemos hablar de diferentes clasificaciones de estrés. Las más frecuentes son por su impacto en la vida del paciente y por su duración.

Por su impacto, podemos hablar de:

a) Estrés positivo o Eustrés

Este tipo representa un estado en el que la persona interactúa con el estresor, pero no se producen consecuencias negativas, ya que es capaz de adaptarse adecuadamente a él por ser relativamente breve, leve y permanecer bajo control. Este tipo de estrés es frecuente en nuestra vida y necesario para el correcto desarrollo del organismo y nuestra adaptación al medio en que vivimos.

En esta línea podemos señalar la Ley de Yerkes-Dodson, formulada a principios de este siglo, en la cual recoge la conocida relación entre rendimiento y estrés. Esta relación adopta forma de U invertida, de manera que, un nivel extremadamente alto o bajo de estrés tiene efectos claramente perjudiciales, pero un nivel intermedio se relaciona con un rendimiento óptimo.

b) Estrés negativo o Distrés

Este tipo de estrés se produce cuando las demandas del medio son excesivas, intensas y/o prologadas y por tanto superan la capacidad de resistencia y adaptación de nuestro organismo.

Sin embargo, si el estrés que presentamos es intenso y/o prolongado en el tiempo nos produce consecuencias adversas a nivel físico y psicológico.

Por su duración:

a) Muy breve: Cuando es algo muy puntual y su duración es escasa en el tiempo. No suele producir consecuencias negativas en el organismo de forma duradera.

b) Agudo: Tienen un inicio definido, duran poco y presentan intensidad elevada.

c) Crónico:  No suelen presentar un inicio claro y pueden o no perdurar en el tiempo. Su intensidad puede ser elevada o no serlo.

Estudiar los Trastornos Psicosomáticos

Es importante profundizar en el estrés y sus diferentes tipologías, además de otros trastornos psicosomáticos. Esto lo podrás hacer con nuestro Máster online en Trastornos Psicosomáticos

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