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psicodinamico

Utilidad del modelo psicodinámico para el tratamiento

1. ¿Qué es la psicología psicodinámica?

Muchas veces se utiliza el término psicodinámico como equivalente al de psicoanálisis. No es exactamente lo mismo, partamos de esta equivalencia, aunque más adelante indicaremos algunas de sus diferencias.

En psicoterapia el término psicodinámico hace referencia a aquellos modelos en los que el conflicto intrapsíquico tiene un papel central. Llamamos conflicto intrapsíquico al resultante de las relaciones entre las diversas instancias psíquicas que componen el aparato psíquico (Yo, ello, Superyó, segunda tópica freudiana). 

La psicología psicodinámica se centra en revelar los conflictos inconscientes que determinan los problemas actuales del paciente.  Remarca la importancia de los procesos inconscientes como motor de la determinación de la conducta, pensamientos y afectos. Esta concepción comparte a grandes rasgos la base teórica del psicoanálisis clásico, al igual que técnicas y métodos empleados.

Los instrumentos de intervención son la asociación libre, el análisis de los sueños, la identificación y desactivación de mecanismos de defensa; la interpretación de la transferencia y de la contratransferencia.

La transferencia es entendida como la relación emocional del paciente con el terapeuta psicodinámico; es un fenómeno psicoanalítico. Pero podemos entenderla en un sentido más amplio ya que es un fenómeno psicológico que se da universalmente en toda relación. Lo mismo podríamos decir de la contratransferencia, que es en realidad un caso especial de transferencia, aunque de ella se haga una peculiar utilización técnica en el enfoque psicodinámico. 

El paciente podrá comprobar que la transferencia puede distorsionar la percepción de la realidad; y, por la parte del terapeuta su comprobación llegará a alcanzar que la contratransferencia puede perturbar la relación terapéutica de la misma manera que puede iluminarla.

El modelo psicodinámico se utiliza en psicoterapia individual, psicoterapia de grupo, y para la comprensión de los contextos institucionales y organizacionales.

2. Elementos de la psicología psicodinámica

1. La sexualidad en el niño.

Concepto fundamental que convulsionó las almas de finales del siglo XIX y principios del XX. Asociado a las pulsiones. Supone dotar al niño de un mundo propio donde se inscribe la sexualidad como ejerciente de influencia en la vida de los niños.

2. Las pulsiones (de vida y de muerte) y su satisfacción.

Es fundamental el clivaje del instinto a la pulsión, donde su característica principal es que de entrada no existe un objeto predeterminado al que la pulsión se deposite (como si lo es en el instinto). Su fin es alcanzar la satisfacción.

E igualmente fundamental la irrupción del “Más allá del principio del placer” que en su despliegue da forma a la destrucción y autodestrucción y que posteriormente se conformará con el concepto de Goce (Lacan).

3. El aparato psíquico.

Freud arma dos tópicas que dan cuenta del aparato psíquico no excluyentes. La primera establece el inconsciente, preconsciente y consciente. La segunda tópica inscribe las instancias psíquicas del Yo, Ello y Superyó. Las relaciones entre estas instancias implican conflictos entre ellas. 

Los conflictos conducen a sentimientos de ambivalencia y a formaciones de compromiso, que no son otra cosa que maneras de hacer que son creadas como intento de salida para resolver el conflicto subyacente. 

4. Las experiencias en la temprana infancia.

Articuladas a través de los conceptos de apego, íntimamente relacionadas con sus cuidadores, y que participan en el desarrollo de la estructura de personalidad. La relación de apego determinará los futuros comportamientos de los sujetos con respecto de sí mismos y de los otros. En estas experiencias se incluyen el desarrollo psicosexual que concluye con el atravesamiento del Complejo de Edipo y de Castración.

5. La transferencia.

Y su especular contratransferencia, a la que Lacan condensó indicando que la única transferencia es la del analista. Son elementos fundamentales en el proceso de análisis terapéutico desde el ordenamiento del modelo psicodinámico.

3. Para qué sirve el psicoanálisis

Cuando un síntoma se precipita en una persona quiere decir que el malestar se le hace presente. Malestar que le impedirá llevar una vida normal donde el acceso a los placeres que la vida depara quedará cuando menos parcialmente obturados. Se harán presentes la angustia, la depresión y las inhibiciones; y serán signos de conflictos internos que tienen lugar dentro de la propia persona. El alcance de los síntomas abarca a todos los ámbitos de la vida de la persona, tanto a nivel de relaciones con los otros como en su vida profesional, y respecto de sí mismo.

Las raíces de estos conflictos que tienen lugar en la vida interna de la persona van más allá de lo que la conciencia nos ayuda a alcanzar; con los elementos que disponemos de la conciencia no tenemos opción a conocerlos ni a intervenir para poner solución a los mismos. Sabemos del síntoma porque ha irrumpido en la conciencia, como efecto del manejo fallido de los mecanismos de defensa por parte del sistema consciente. Podríamos pensar que si eliminamos el síntoma se cerró el problema, pero hay una cuestión añadida que debemos de considerar: el sentido del síntoma. 

El síntoma es, a la vez, una invención y una solución singular que el sujeto ha creado. El síntoma es un asunto singular; nos introduce en el caso a caso ya que no es posible encontrar síntomas iguales en todos los sujetos; no es válida la operación de utilizar los mismos instrumentos para síntomas que se precipitan en sujetos diferentes porque el sentido de su creación deviene de causas muy particulares, muy personales.  Tenemos la oportunidad de no trabajar con una universalidad, de privilegiar la exclusividad del síntoma porque será la vía de manifestación del sujeto que sufre. Entonces cada caso nos permitiré reinventar el tratamiento, utilizaremos la misma técnica: la escucha, el señalamiento, la interpretación, la construcción, la deconstrucción, etc., al aplicarla a cada caso, la terapia se reinventa para el sujeto que sufre. 

Llevaremos al paciente a hacerse consciente de aquellos conflictos que devienen de su inconsciente, referidos a pensamientos y sentimientos, memorias y sueños. Favorecerá el alivio psíquico ante los dolores emocionales, impulsará el desarrollo personal, el conocimiento de su lugar como sujeto, de su deseo, que le ayudará a dirigirse a las metas que se proponga en la vida, ya liberado de los conflictos que le hacían sufrir. Por supuesto que no eximirá a la persona de las dificultades de la vida, sino que le proveerá de instrumentos para poder hacerse cargo de ellos, y ubicarse en eso que en su origen significa la palabra salud: tener la capacidad de afrontar las dificultades.

4. Diferencias entre cognitivismo (conductismo) y psicoanálisis

Las escuelas psicológicas tienen el propósito de dar respuesta al sufrimiento humano; para ello, precisan comprender el funcionamiento del psiquismo que les llevará a realizar observaciones que culminarán en la plasmación de teorías con una mirada particular sobre la existencia del ser humano. Estas teorías serán el fundamento de los diferentes procedimientos clínicos. 

Tanto el cognitivismo, como versión nueva del conductismo, y el psicoanálisis abordan el malestar psicológico, pero partiendo de concepciones marcadamente diferentes del ser humano, desembocando en abordajes clínicos opuestos.

Para el conductismo, los síntomas son consecuencia de pensamientos distorsionados e irracionales del paciente; en última instancia es una respuesta equivocada que aportan las emociones negativas; su modificación será llevada a cabo mediante el proceso de reeducación.

Los criterios clínicos se centran en identificar los pensamientos irracionales, falsos o incorrectos para sustituirlos por aquellos que se ajustan más a la realidad, y que emergen de la propuesta del terapeuta. Es decir, el paciente demanda lo que quiere cambiar y el terapeuta en función de ese discurso, le propone cambiar los pensamientos que sustentan el malestar apoyado en el discurso del paciente. Esto conlleva que el saber siempre estará al lado del paciente, aunque su inicio sea desde un error.

El psicoanálisis, en su visión del ser humano, plantea que éste está radicalmente dividido entre la búsqueda de placer y la búsqueda de sufrimiento; pero también considera que esta situación no parte de un error, sino que esta partición es algo que lo constituye, que forma parte del armazón como ser humano

Esta división se expresa en los síntomas; se deja ver cuando un paciente se queja acerca de las consecuencias indeseadas de un aspecto suyo, pero, en cambio, también manifiesta su más profunda resistencia a cambiar su manera de hacer.

Si un tratamiento solo se centra en la eliminación de un síntoma la consecuencia será que éste se desplazará hacia otra forma con el fin de seguir expresando la misma cosa, el mismo sentido que está en el corazón del síntoma. Para el psicoanálisis, el síntoma es legítimo, es una creación propia del sujeto y que por medio de ella quiere expresar algo íntimo que le incumbe en todo su ser, que necesita ser descifrado porque no puede ser expresado de otra forma. Por ello, el analista propondrá al paciente que diga todo aquello que se le pase por la cabeza (asociación libre) con el fin de que pueda alcanzar a la asunción de su deseo y de esta manera de-limitar el sufrimiento

Con el desvelamiento del sentido del síntoma, este ya no tendrá función, podrá desaparecer. Pero este no es el fin último del tratamiento analítico, va más allá; se trata de que en el analizando se pueda precipitar, alcance a crear una posición diferente respecto del sufrimiento, un cambio subjetivo referente a ello. Por ello, no tiene el propósito de adaptar al sujeto a ninguna normalidad sustentada por otros que no sea el propio paciente.

Por último, señalar una marca radical del modelo psicodinámico frente a las propuestas conductistas. La terapia psicodinámica presta especial atención a la creación de un significado alrededor de la narrativa vital que nos aporte el sujeto, tanto desde el contenido cómo la forma del relato, la manera de hacer un discurso sobre sí.

5. Psicoanálisis y psicoterapia psicoanalítica o psicodinámica

La psicoterapia es una actividad terapéutica que se dirige a aliviar el dolor y el sufrimiento de un sujeto mediante procedimientos psicológicos y relacionales; desde este acercamiento, la psicoterapia es parejo a la existencia de la propia humanidad.

Por señalar un orden cronológico, diremos que existe un tiempo donde la psicoterapia era prepsicoanalitica donde la sugestión; eran guiadas por chamanes y curanderos donde la superstición, el carácter mágico y animista además de moralista estaban presentes, sustentando una dirección terapéutica. El cambio considerable a partir del enfoque freudiano es que, además de dirigirse a aliviar el sufrimiento y dolor, lo hace con una técnica, siguiendo un método basado en una teoría psicológica.

La psicoterapia psicoanalítica no es un producto que se precipita de las psicoterapias prepsicoanalíticas; sino que se trata de una transformación del psicoanálisis; deriva históricamente de él: de él procede, de él toma todas sus orientaciones y con él se contrasta y se confronta continuamente. Esto indica que no es fácilmente diferenciable del psicoanálisis propiamente dicho; la psicoterapia psicoanalítica, llamado también modelo psicodinámico, tiene como objeto principal el terapéutico; e inicialmente el psicoanálisis también. ¿Y entonces? El psicoanálisis no tiene un límite puesto que su función es analizar el inconsciente; desde la formulación lacaniana señalaríamos que se rata como final del análisis el atravesamiento del fantasma, eso que produce un cambio subjetivo del sujeto frente a su petit a. 

Aunque el objeto es analizar, al psicoanálisis sí le importa el malestar de un paciente, y su objeto también será terapéutico. Por ello, las diferencias en el papel entre psicoanálisis y psicoterapia psicoanalítica o psicodinámico es imperceptible. En cambio, si podemos notar la diferencia en la práctica del tratamiento: el psicoanálisis es más profundo.

Frente al desarrollo de la complejidad del psicoanálisis se aborda el desarrollo de técnicas que se dirijan a conseguir una abreviación del procedimiento, limitando los objetivos; y esta sería quizá la diferencia más llamativa entre psicoanálisis y psicoterapia psicoanalítica. Si nos centramos en abreviar el tiempo alcanzamos el título de psicoterapia psicoanalítica breve; en cambio, si nos centramos en el procedimiento o el objetivo las denominaremos psicoterapias psicoanalíticas focales.

La psicoterapia psicoanalítica se propone objetivos más limitados y llegar a ellos en un tiempo más breve. Para ello, incide en aspectos formales: número de sesiones por semana (una, dos), el uso del diván o del cara a cara. El psicoanálisis propone más sesiones semanales (al menos tres) y el uso en todo momento del diván.

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