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¿Qué son los trastornos somatoformes?

1. ¿Qué es un trastorno somatoforme?

Conviene, en primer lugar, realizar la distinción entre los trastornos somatoformes y los trastornos psicosomáticos; aunque en ambos el desencadenante es psicológico, con su correlato en síntomas físicos, en los trastornos psicosomáticos se precipita un daño en el sistema fisiológico correspondiente (por ejemplo, una úlcera de estómago) mientras que en los trastornos somatoformes no se deriva una patología orgánica demostrable.

Por tanto, la distinción se encuentra en que en los trastornos somatoformes tenemos constancia de síntomas físicos sin que exista el correlato de precipitaciones orgánicas o mecanismos fisiológicos demostrables; en cambio, podemos rastrear el supuesto de la existencia de conflictos psicológicos ligados a ellos.

Uno de los elementos comunes en los pacientes con trastornos somatomorfos es que se presentan con frecuencia en las consultas de atención primaria y pediatría; no utilizan los servicios de psiquiatría en la medida en que los malestares que se precipitan en ellos son sentidos físicamente y, por tanto, adjudicados a causas “orgánicas”, alejándolos de las causas psicológicas. Esta disposición conlleva la demanda de estudios médicos (algunos dolorosos) y tratamientos antes de su diagnosis de que el malestar sea diagnosticado de naturaleza psicológica.

En este contexto, situamos también a los familiares (sobre todo de niños y adolescentes), que se ubican con las resistencias pertinentes de la pertinencia de una evaluación psicológica, persistiendo en su de seguir demandando estudios sobre una patología “orgánica” que aporte explicación del malestar.

2. Manuales: DSM-IV-DSM-5 y CIE-10

En el entorno de los Manuales (al igual que habitualmente sucede cuando se produce la emisión de otro Manual), del DSM-IV al 5 se suprimen algunos trastornos o se incluyen en otros o se modifican.

En cuanto a los trastornos somatomorfos señalados en el DSM-IV se incluyen:

  • Trastorno somatomorfo indiferenciado

Es cuando se presentan solo algunos síntomas.

  • Trastorno de conversión

Coincide con el cuadro de la neurosis histérica de conversión. Presencia de síntomas que afectan al funcionamiento motor voluntario o sensorial que permite pensar la existencia de un soporte médico. La disfunción somática es la expresión de un conflicto psicológico. Los síntomas que se precipitan tienen un carácter inconsciente.

Ejemplos de ellos pueden ser las cefaleas, ceguera (histérica), parálisis (histérica), afonía, ataques, sordera, fatiga, debilidad, bolo faríngeo, dificultad respiratoria, palpitaciones, ansiedad, pérdida de peso, dolores, miedos, llanto, nauseas, hinchazón abdominal, intolerancia alimentaria, diarrea o estreñimiento, vómitos, menstruación dolorosa o irregular, dificultades sexuales, etc.

  • Trastorno por dolor

Se presenta un dolor en una o más partes del cuerpo con tono de gravedad suficiente que demanda buscar asistencia médica bajo la conclusión de no encontrarse algún hallazgo físico que sostenga su presencia o intensidad.

  • Hipocondría

Preocupación, creencia o miedo de padecer alguna enfermedad grave; se precipita a partir de la interpretación personal de los signos de la enfermedad. Las evaluaciones médicas no sostienen la creencia, dándose por conclusión el mantenimiento de la creencia a pesar de las explicaciones médicas; su naturaleza no es delirante, el sujeto es consciente de la interpretación que realiza no pudiendo manejar la situación.

  • Trastorno dismórfico corporal

Preocupación por algún defecto imaginario en el aspecto físico o apariencia en un sujeto normal. En el caso de existir una leve deformación, la preocupación es excesiva.

Ejemplos: Preocupación por alteraciones faciales como granos, forma de la nariz, boca, mandíbula, pies, pechos, manos, etc.

  • Trastorno somatomorfo no especificado.

Son aquellos que no cumplen los criterios de cualquiera de los trastornos somatomorfos específicos.

Signifiquemos que el Manual DSM-IV centraba la importancia del diagnóstico de los trastornos somatomorfos en los síntomas sin que existiese explicación médica.

Al sucederle el manual DSM-5 los diagnósticos han sido reorganizados y conceptualizados bajo la denominación de “trastornos de síntomas somáticos y trastornos relacionados”; en él se derivan los siguientes diagnósticos:

  • Trastorno de síntomas somáticos
  • Trastorno de ansiedad por enfermedad
  • Trastorno de conversión o trastorno de síntomas neurológicos funcionales
  • Factores psicológicos que influyen en otras afecciones médicas
  • Trastorno facticio
  • Otros trastornos de síntomas somáticos especificados
  • Otros Trastornos de Síntomas Somáticos no especificados

Este cambio, al parecer, está orientado a facilitar mediante el DSM-5 una mayor utilidad para aquellos médicos clínicos que no son psiquiatras y a los médicos en el ámbito de la atención primaria.

Los criterios diagnósticos del DSM-5 para los trastornos de síntomas somáticos son:

  • Uno o más síntomas somáticos que causan malestar o dan lugar a problemas significativos en la vida diaria.
  • Pensamientos, sentimientos o comportamiento excesivo relacionados con los síntomas somáticos o asociados a la preocupación por la salud; manifestados por al menos una o más características de las que siguen:
  1. Los pensamientos son desproporcionados y persistentes considerando la gravedad de los propios síntomas.
  2. Desproporcionada preocupación sobre la salud o los síntomas.
  3. Se dedica tiempo y energía excesivos a estos síntomas o a la preocupación por la salud.
  • Aunque algún síntoma somático puede no estar continuamente presente, el trastorno sintomático es persistente (más de 6 meses).

El Manual de la OMS CIE-10 postula los trastornos somatomorfos (F.45) como síntomas físicos múltiples, recurrentes y que cambian con frecuencia, de al menos dos años de duración. Características:

  • Solicitar repetidamente investigaciones médicas a pesar de resultados negativos y a pesar de ser asegurado que no hay una enfermedad física
  • Repetidas presentaciones con síntomas físicos. Los síntomas pueden ser referidos a cualquier parte o sistema del cuerpo. El curso del trastorno es crónico y fluctuante.
  • A menudo se asocia con una alteración del comportamiento social, interpersonal y familiar.
  • El paciente a menudo se resiste discutir la posibilidad de una causalidad psicológica.

A su vez, estos trastornos se subdividen en:

  • Trastorno de somatización.

Presentación de síntomas somáticos recurrentes y múltiples que se suceden en un prolongado periodo de tiempo; se ha demandado ayuda médica, sin verificarse algún trastorno somático. Habitualmente se inicia antes de los treinta años.

  • Trastorno somatomorfo indiferenciado.

Presentación de quejas somáticas múltiples, variables y persistentes; no se despliega en su totalidad el cuadro clínico completo y característico del trastorno de somatización. Puede o no haber elementos suficientes para presentar la hipótesis de la existencia de una causa psicológica, pero no debe existir una base somática que justifique los síntomas en los que se basa el diagnóstico.

  • Trastorno hipocondriaco.

preocupación insistente en la posibilidad de tener una o más enfermedades somáticas graves progresivas; se articula por la manifestación de la presencia de quejas somáticas persistentes o acaso por preocupaciones persistentes sobre el aspecto físico.

Suele ocurrir que el enfermo interprete sensaciones y fenómenos normales como excepcionales y molestos; es habitual que centre su atención sólo sobre uno o dos órganos o sistemas del cuerpo. También, el sujeto puede aducir la posibilidad de que puedan existir otros trastornos somáticos adicionales además de aquel que él mismo destaca.

Puede presentar ansiedad y depresión, y por ello conllevar diagnósticos adicionales.

Estos trastornos no suelen iniciarse después de los 50 años. El desarrollo de los síntomas y su incapacidad son generalmente crónicos, aunque oscilan en su intensidad. No deben estar presentes ideas delirantes persistentes sobre la función o la forma del cuerpo. Deben de referenciarse, en este sentido, los temores a la precipitación de una o más enfermedades (nosofobia).

Muchos sujetos, fundamentalmente los casos más livianos, permanecen en el contexto de la atención primaria.

  • Disfunción autonómica somatomorfa.

Los síntomas que presenta un sujeto parecen sostenidos por un trastorno físico de un sistema o de un órgano que se encuentra totalmente inervado y bajo control por el sistema nervioso autónomo; por ejemplo: los sistemas cardiovascular, gastrointestinal, respiratorio y urogenital.

Los síntomas precipitados son de dos tipos; no hay indicación de que haya un trastorno físico del órgano o del sistema afectado. En primer lugar, hay quejas que se postulan bajo los signos objetivos de la excitación del sistema nervioso autónomo; pueden ser palpitaciones, sudoración, rubor, temblor y manifestación de temor y de angustia por la posibilidad de sufrir un trastorno físico.

En segundo lugar, hay quejas subjetivas cuya naturaleza aparece inespecífica o también cambiante sobre dolores transitorios, sensaciones de ardor, tirantez, pesadez y sensación de estar inflado o distendido; estas referencias son acerca de un órgano o sistema específico.

  • Trastorno de dolor persistente somatomorfo

La queja predominante es un dolor persistente, grave y que preocupa al paciente.

El dolor no puede ser explicado del todo por un proceso fisiológico o un trastorno físico. Se produce en asociación con conflictos emocionales o problemas psicosociales que son lo suficientemente importantes como para afirmar que son las principales causas. La conclusión resultante es, frecuentemente, un marcado incremento en el apoyo y la atención de otras personas o médicos.

  • Otros Trastornos somatomorfos

Los síntomas no están mediados por el sistema nervioso vegetativo y se limitan a sistemas o a partes del cuerpo específicos, lo que contrasta con la presencia de quejas frecuentes y cambiantes sobre el origen de los síntomas y del malestar del trastorno de somatización (F45.0) y del trastorno somatomorfo indiferenciado. No existe lesión tisular.

Podemos incluir otros trastornos de la sensibilidad no debidos a trastornos somáticos, que están vinculados en el tiempo con problemas o acontecimientos estresantes o que dan lugar a un aumento significativo de la atención que recibe el enfermo del médico o de otras personas.  Ejemplos de ello son la sensación de hinchazón o de cosas raras sobre la piel y las parestesias (hormigueo o entumecimiento). Trastornos:

  • Globo histérico. (sensación de tener un nudo en la garganta que causa disfagia) y otras formas de disfagia.
  • Tortícolis psicógeno y otros trastornos y movimientos espasmódicos psicógenos (exclusión del síndrome de Gilles de la Tourette).
  • Prurito psicógeno (con exclusión de lesiones específicas de la piel: alopecia, dermatitis, eczema o urticaria, que tengan un origen psicógeno.
  • Dismenorrea psicógena (se excluye la dispareunia y frigidez).
  • Rechinar de dientes.

En relación a otros trastornos en los que la somatización es una característica fundamental se clasifican por separado en la CIE-10; nos referimos a los Trastornos disociativos (trastornos de conversión en el DSM-5) y a la neurastenia (síndrome de fatiga crónica).

En el contexto de niños y adolescentes, los más habituales son el trastorno de dolor persistente somatomorfo, el trastorno disociativo/conversivo y el síndrome de fatiga crónica (neurastenia).  Un estudio alemán evaluó la incidencia de los trastornos somatomorfos en sujetos de 14 y 24 años; sus resultados indican que al menos un 12% sufrió un trastorno somatomorfo a lo largo de su vida

En este artículo hemos explicado qué son los trastornos somatoformes, si quieres aprender más sobre este tema puedes hacerlo a través de nuestro máster online en Trastornos Psicosomáticos.

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