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sindrome burnout

Síntomas del síndrome de Burnout y factores de riesgo

Índice

1. El síndrome de burnout

Durante los últimos cuarenta años se viene trabajando mucho acerca del desgaste psicológico en el trabajo o burnout. Consiste en un estado de agotamiento que se produce en los profesionales en los que la ejecución de su trabajo cotidiano consiste en una interacción recíproca o relación directa con otras personas.

El burnout es un constructo específico, individual y relacionado con la implicación y la ejecución de las tareas laborales diarias. Tiene que ver, principalmente, con la interacción entre un trabajador o empleado y una persona ajena a la organización.

El síndrome de burnout es también llamado síndrome de Agotamiento profesional. Está considerado por la OMS de riesgo laboral que causa detrimento en la salud laboral del trabajador tanto psíquica como físicamente.

Frecuentemente se presenta en profesionales de la salud y, en general, en aquellos que se desempeñan en organizaciones de servicios y que están en contacto directo con personas que se encuentran en situación de dependencia o necesidad. Las profesiones afectadas son las relacionadas, fundamentalmente, con la sanidad y la docencia. La mayor incidencia se produce en la franja de edad entre treinta y cincuenta años.

Son conocidas las causas que originan este síndrome: son factores viciados de la propia organización; véanse la sobrecarga de trabajo, y la falta de ecuanimidad. Otros factores implicados son la falta de recompensa por el trabajo desempeñado, el conflicto con los valores, la pérdida de un ambiente laboral correcto y afable, la desaparición paulatina del control sobre lo que se realiza, etc.

Curiosamente esto choca con algunos principios que se sostienen por la administración, por ejemplo, de los hospitales: la existencia de una carga de trabajo conforme a indicadores de productividad y calidad, el principio de justicia, el reconocimiento al trabajo desempeñado, los estímulos y recompensas por el mismo, todo ello sostenido en un ambiente laboral armónico, que favorece la comunicación entre todos los miembros de la comunidad, a todos los niveles, impulsando el desarrollo del vínculo empresa-trabajador.

La definición más aceptada es la de Cristina Maslach que lo describe como una forma inadecuada de afrontar el estrés crónico.

Los rasgos principales del burnout son:

  • El agotamiento emocional. Se trata de una pérdida progresiva de energía, desgaste y fatiga
  • La despersonalización. Frente al sentimiento de impotencia, indefinición y frustración, el sujeto construye, levanta, una defensa para protegerse de ellos.
  • La disminución del desempeño personal. El trabajo pierde el valor que tenía para el sujeto

Gil-Monte define el síndrome como una \”respuesta al estrés laboral crónico integrado por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así como por la vivencia de encontrarse agotado\”. Ambas definiciones coinciden en señalar que el detonante de este padecimiento es una inadecuada respuesta al estrés crónico.

Los rasgos apuntados se presentan de forma paulatina, cíclica, no súbita; puede repetirse a lo largo del tiempo, de tal forma que un sujeto puede experimentar los tres componentes varias veces en diferentes épocas de su vida; tanto en el mismo o en otro ambiente laboral.

Podemos hacer referencia a distintas manifestaciones que nos pondrán sobre aviso o que ya existen formando parte del cuadro clínico y que finalmente se precipitaran bajo el formato ya de síndrome; nos referimos a la negación, aislamiento ansiedad, temor, ira, adicciones, culpabilidad, depresión, dificultades para conciliar el sueño, trastornos en la alimentación, etc.

2. Diagnóstico del síndrome del burnout

La prueba más utilizada para el diagnóstico del síndrome de fatiga en el trabajo es el Maslach Burnout Inventory (Cristina Maslach, 1976)

Su contenido es de enunciados y cuestionamientos sobre los sentimientos y pensamientos en relación con el trabajo. La valoración de los mismos (seis adjetivos) optan desde el nunca a diariamente, en función de la frecuencia con la que se experimenta cada una de las situaciones descritas en los ítems.

Los enunciados están conformados para que se evalúen los tres componentes del Síndrome de Burnout-SB (agotamiento emocional, despersonalización y realización personal en el trabajo).

En la actualidad contamos con más instrumentos, que toman en cuenta la evaluación de aspectos diferentes de los tres componentes indicados clásicamente como conformantes del síndrome (agotamiento emocional, despersonalización, y abandono de la realización personal):

  • Copenhagen Burnout Inventory (CBI) valora el desgaste personal, el relacionado al trabajo y el desgaste relacionado con el cliente.
  • Oldenburg Burnout Inventory (OLBI). Este Cuestionario, a diferencia de los anteriores, solo evalúa el agotamiento y la falta de compromiso con el trabajo.
  • En nuestro país, España, podemos valernos del: Cuestionario para la Evaluación del Síndrome de Quemarse en el Trabajo; esta escala hace tomar en cuenta la ilusión (desilusión progresiva, pérdida del sentido del trabajo y las expectativas) como un referente a evaluar en la medida que lo estima formando parte del síndrome de Burnout.

3. Factores de riesgo del síndrome del Burnout

El origen del síndrome de burnout reside en el entorno laboral y en las condiciones de trabajo.

Podemos indicar los siguientes factores de riesgo:

Factores en el interior de la organización

Los siguientes intervienen en el desarrollo del burnout entre los trabajadores que conforman el grupo de trabajo:

Estructura de la organización muy jerarquizada y rígida, falta de apoyo instrumental, exceso de burocracia, falta de participación de los trabajadores, falta de coordinación entre departamentos, falta de formación, estilo de dirección inadecuado, relaciones conflictivas, falta de refuerzo o recompensa, falta de desarrollo profesional, relaciones conflictivas, estilo de dirección inadecuado, desigualdad percibida en la gestión de los RRHH, falta de apoyo social, baja autonomía decisional.

Factores de estrés

Precipitación en dosis nocivas, fundamentalmente derivado del exceso de carga laboral.

Factores personales.

Dentro de ellos, ubicamos a la experiencia, aburrimiento y ausencia de estimulación, el género, la estabilidad familiar y la personalidad.

La experiencia (vinculado a la edad) intervendrá con mayor probabilidad de incidencia del burnout.

La ausencia de estimulación para el crecimiento profesional convocará al aburrimiento del sujeto.

El género intervendrá en tanto las mujeres tienen mayor capacidad de sobrellevar mejor las situaciones conflictivas en el trabajo.

La armonía familiar favorece la conservación del equilibrio para afrontar situaciones conflictivas.

Y, por último, señalamos la personalidad. Elementos como un alto nivel de idealismo, o elevado nivel de empatía, problemas de relación con los otros intervendrán en la incidencia del síndrome del quemado.

En la personalidad deja su marca el patrón de conducta tipo A; también tendremos en cuenta que cuando un sujeto es muy competitivo, derivando en impaciencia, hiperexigencia y perfeccionista estará en una posición predispuesta al estrés y al burnout.

Factores de Formación profesional.

Son las situaciones donde el sujeto adquiere mucha teoría y poca realización práctica; también se da ausencia de aprendizaje de técnicas de autocontrol emocional.

Factores laborales o profesionales.

Algunos ya señalados como factores en el interior de las organizaciones: Déficit relacionado con el medio físico, el ambiente, la organización laboral, condiciones económicas bajas, sobrecarga de trabajo, baja participación en equipo.

Factores de prestigio social.

Empuje social, imperativo para convertirse en un profesional de prestigio, con el objetivo llegar a tener una elevada consideración social y familiar, derivándose en última instancia en un estatus económico alto.

Factores ambientales.

Relacionado por los propiciados por la vida: separaciones divorcio, fallecimientos, nacimientos de hijos, eventos familiares significativos, etc.

4. Intervención y aspectos preventivos

En la clínica de la intervención psicológica en el síndrome de burnout se han estructurado cuatro niveles:

Leve. Consistente en quejas vagas, cansancio, con dificultad para levantarse por las mañanas.
Moderado. Precipitación del cinismo, aislamiento, suspicacia y visión negativa del mundo.
Grave. Presentación de enlentecimiento, en los casos de profesionales de la salud automedicación con psicofármacos, ausentismo laboral, aversión, abuso de alcohol o sustancias tóxicas
Extremo. Sujetos con actitudes marcadas de aislamiento, colapso, cuadros psiquiátricos, suicidios.

Fundamentalmente, en lo referente a los aspectos preventivos se establecen estrategias que ayuden a modificar los sentimientos y pensamientos referentes a los tres componentes del Síndrome de Burnout:

  • Ajuste y adaptación de las expectativas personales y laborales a la realidad cotidiana.
  • Hacer intervenir otras áreas de la vida del trabajador, más allá del trabajo: familia, amigos, aficiones, tiempo libre.
  • Favorecer un buen ambiente de trabajo de equipo: objetivos y espacios comunes. Mejora de la comunicación.
  • Limitar la agenda laboral.
  • Inclusión de la formación dentro de la jornada laboral.
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