Después de entender qué es la psicopatología y su importancia en el ámbito psicológico, te explicamos los diferentes modelos que explican estos trastornos psicopatológicos. En este artículo, aprenderás cómo cada modelo de psicopatología ofrece una perspectiva única y cómo se manifiestan y tratan estos trastornos en la adolescencia, una etapa clave para el desarrollo mental y emocional.
I. Modelos en Psicopatología
A continuación, vamos a presentar los principales modelos en psicopatología general: el modelo de enfermedad (biológico), el modelo dinámico-psicoanalítico, el modelo conductista, cognitivo y finalmente alguno apuntes acerca del modelo de enfoque transdiagnóstico y los diferentes ejemplos de trastornos psicopatológicos.
Enfermedad mental (biológico)
Es un modelo médico, denominado también fisiológico o neurofisiológico. Parten de que el trastorno mental es una enfermedad, al igual que cualquier otra enfermedad física. Por tanto, se va a clasificar y diagnosticar sobre la base de criterios categoriales. Así, cada trastorno mental es una entidad clínica discreta, con unos síntomas que le son propios con un pronóstico y tratamiento específicos. El reflejo de esta orientación médica son los sistemas clasificatorios, Manuales, DSM-5 y el CIE-11.
Modelo conductual
Surge del desarrollo de la psicología del aprendizaje, cuyo motor de desarrollo fue la insatisfacción del modelo anterior descrito, médico. Este modelo entiende los problemas psicopatológicos como conductas desadaptativas aprendidas a través de la historia del sujeto. Algunas de las características que manejan son: la objetividad, los principios del aprendizaje (la psicopatología general consiste en hábitos desadaptativos condicionados a ciertos estímulos. Los hábitos son los síntomas clínicos), rechazo del concepto de enfermedad en tanto consideran que no existen causas subyacentes a los síntomas y por tanto el concepto de enfermedad no tiene lugar; aproximación dimensional, indicando que la clasificación de la conducta anormal debe de hacerse según dimensiones en las que se sitúan los diferentes sujetos. La conducta anormal se diferencia cuantitativamente de la normal, pero no cualitativamente, y finalmente, manejan la relevancia de los factores ambientales.
Modelo cognitivo
El objeto de estudio son los fenómenos mentales. Recurre a la metodología experimental para establecer inferencias sobre los diferentes procesos de conocimiento; no renuncia a metodologías propias de la psicología social o de los distintos trastornos psicopatológicos de la personalidad. Considera al hombre (de forma ideal) un ser autoconsciente que es activo y también responsable y que no se encuentra necesariamente vinculado a los condicionamientos ambientales. Así, signa al hombre como un ser activo que busca el conocimiento, que elabora planes, objetivos, recuerdos y que, a la vez, no puede liberarse de rasgos y prejuicios y que influyen en su percepción de la realidad.
Este modelo sustenta en postulados como la preferencia de experiencias inusuales o anómalas enfrente de postular conductas anormales. Estas experiencias se definen como actividades mentales, no coincidentes con la experiencia de otros sujetos en situaciones similares. Igualmente toma como importante tanto la elaboración de la información, así como el qué se elabora (contenido); hace referencia a los fenómenos subjetivos para señalar que alguien tiene una forma inusual de experimentar un hecho.
El objetivo de la investigación de los trastornos psicopatológicos en este modelo es el estudio del funcionamiento de los procesos de conocimiento anómalos ya sea en circunstancias naturales como en aquellas que sean artificiales.
Definen la salud mental en base a tres parámetros, que se interrelacionan con campos en común entre sí: habilidad para adaptarse a las demandas internas y externas; debe de estar equilibrada respecto de las tendencias de autoactualización y, finalmente, sentimientos de autonomía funcional y de autodeterminación, en la medida en que el hecho de vivir implica la toma de decisiones.
Modelo dinámico-psicoanalítico. Tipos de trastornos psicopatológicos
Podemos postular la psicopatología psicoanalítica, como el estudio de las enfermedades que afectan a la psique de los sujetos. Otra mirada posible acerca de ello es el estudio de las estructuras subjetivas o la constitución subjetiva de un ser humano.
El psicoanálisis tiene, a diferencia de la psiquiatría, una clínica basada en tres grandes cuadros, que arman las denominadas Estructuras Clínicas. Ellas le permiten al psicólogo clínica y al psicoanalista acercarse a la comprensión de comportamientos que exponen la posición subjetiva de cada sujeto en el mundo, que alcanza a las relaciones de un ser humano con su trabajo, con los otros y las instituciones y, en general, con todo lo que le rodea.
Esta observación permite tramitar la diferencia resultante de la forma de ver y de relacionarse del psicótico con el mundo con respecto de la de un perverso y del mundo tal como lo ve el neurótico.
Entender la posición subjetiva de un sujeto en el mundo (en fin, su estructura psíquica) postula también la forma de intervención con el sujeto, esto es, del tratamiento (si puede acceder a él) del trastorno psicopatológico que padece.
Estructuras Clínicas
Las Estructuras Clínicas planteadas por el psicoanálisis son tres; a su vez, se dividen en modalidades de la estructura.
A. En la neurosis (el sujeto de la duda) dispone de dos modalidades: la histeria y la obsesión.
B. En la psicosis (el sujeto de la certeza) se ubican como modalidades la paranoia y la esquizofrenia.
C. En la perversión (sujeto que tiene una certeza sobre su goce sexual) se ubica el paradigma del fetichismo.
Estructura de la neurosis
A. Una Estructura es la modalidad con la que un sujeto asume su sexualidad, sus impulsos agresivos y las características con las que se enfrenta al mundo o con las que decide no enfrentarse a él. Sabemos que la Estructura más común es la de la Neurosis; digamos que una persona neurótica es relativamente normal, puede tener sus baches afectivos, depresiones, o algún otro tipo de síntomas neuróticos, pero también sabemos que puede tener potencial para buscar un equilibrio interior que le permita funcionar con relativa tranquilidad y bienestar.
Estructura de la psicosis
B. En la estructura psicótica, la cosa pasa por el rechazo de un significante primordial. Lacan lo formuló como Nombre del Padre. De tal forma que lo simbólico del Nombre del Padre aparece como resultante del exterior, en forma de delirio. Queda eximido al sujeto, no forma parte del psiquismo, y el llamado que profiere se articula a través del delirio; por supuesto, Lacan hace referencia al deseo de la Madre en esta ubicación del sujeto, y también de la posición del padre, que aparece como significante rechazado dentro de la operación de sustitución del Otro materno por el Otro paterno, justamente a partir de la introducción del Nombre del padre
Las modalidades de la estructura psicótica son la psicosis paranoica (construcción de un delirio de persecución) y la modalidad de la esquizofrenia (delirio de fragmentación del cuerpo).
La estructura de la perversión
C. La estructura perversa se despliega en las denominadas desviaciones de la conducta sexual como la pederastia o pedofilia, la necrofilia, la zoofilia, como también el sadismo (en algunos países esta práctica está regulada legalmente), el masoquismo, el voyeurismo, el exhibicionismo, etc. El término en Psiquiatría son las parafilias.
Hay que aclarar que, en el discurso psicoanalítico, la palabra perversión alude a dos acepciones: una de ellas hace referencia a la estructura, y la otra a la sexualidad humana. La sexualidad humana, la que se alcanza a nombrarla como normal, también contiene toda una serie de comportamientos de carácter perverso; desde el psicoanálisis se denominan rasgos perversos. Esta observación es la que nos permite diferenciar a un perverso de estructura de un sujeto neurótico que contenga en su sexualidad un rasgo de perversión.
La perversión se presenta como un montaje lógico que le aporta al sujeto un modo reglado de su relación al goce. Este montaje constituye una respuesta frente a la castración que a través de una escenificación denuncia su posición en la topología del goce. Es así la mostración de esa intimidad con el goce que intenta producir una inscripción del sujeto. La obra de ha aportado nuevas luces a este universo, que ha adquirido nuevas nominaciones para mostrar la diferencia con las otras estructuras y ha permitido avanzar en la dirección de la cura hasta llegar a establecer y situar a la perversión como analizable e interpretable; y esto a partir de ubicar la pregunta que el perverso fórmula.
La neurosis, la psicosis y la perversión son formas de organizar la sexualidad, son formas que en última instancia responden a una forma de existencia del sujeto respecto de su vida por entero.
También son respuestas a la forma como se estructura la sexualidad en el sujeto; y podríamos llegar a pensar que es una forma de respuesta a la historia sexual infantil del sujeto, entre el complejo de Edipo y el Complejo de castración, ahí es donde se inscribe un sujeto.
Modelos de integración, enfoque transdiagnóstico de los trastornos psicopatológicos
El término alcanza la luz por medio de los autores de Fairburn, Cooper y Shafran en 2003, impulsado en la investigación de los trastornos de la alimentación. Se postula como un nuevo enfoque científico.
El transdiagnóstico significa cambiar la óptica con la que se miran los distintos tipos de trastornos psicóticos; cambian lo específico y diferencial por lo común y lo genérico que tienen entre sí los diferentes trastornos. Así, un proceso psicopatológico es transdiagnóstico cuando está relacionado etimológicamente con un conjunto de trastornos mentales.
De los modelos unicausales se ha evolucionado, al menos así lo presenta este modelo, a explicaciones sustentadas en modelos multidimensionales biopsicosociales con base empírica y que se dirigen al abordaje de diversos procesos causales.
Este modelo también presenta algunas dificultades como las categorías diagnósticas que no son independientes. En psicopatología queda reflejado en la alta comorbilidad entre patologías (por ejemplo, la ansiedad y la depresión).
Desde estas dificultades también es importante indicar que el diagnóstico informa poco sobre los factores de mantenimiento (que incide en el tratamiento).
Otro aspecto a resaltar es que se han encontrado procesos causales comunes en diferentes categorías diagnósticas. Existen procedimientos comunes que tiene buenos resultados como la reestructuración cognitiva haciéndola intervenir en trastornos distintos.
Algunos conceptos transdiagnósticos son la afectividad negativa, afectividad positiva e hiperactivación fisiológica que además están implicados en trastornos emocionales, perfeccionismo clínico, baja autoestima, intolerancia emocional y dificultades interpersonales.
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II. Psicopatología en el adolescente
Justificamos este apartado para diferenciarlo del mundo adulto e infantil en tanto se encuentra en un proceso de desarrollo intenso, fuentes de estrés, que es la adolescencia.
Tanto la normalidad y la patología en la adolescencia han sido abordadas desde sus inicios. La crisis de la adolescencia, propuesta por Erikson, corresponde a una crisis normativa de acuerdo a sus planteamientos sobre el desarrollo psicosocial.
Para Freud, el psicoanálisis de la adolescencia se centra en analizar el conflicto entre el yo y las pulsiones, siendo el paradigma de la técnica psicoanalítica clásica. En los casos normales precipita la formación del carácter y en los casos patológicos llevan a la formación de síntomas neuróticos.Aberastury y Knobel definieron el síndrome de la Adolescencia Normal como un cuadro de desequilibrios extremos que conforman un estado semipatológico, ciertamente perturbador para el mundo adulto, pero absolutamente necesario debido a que en este proceso el adolescente va a formalizar su identidad.
Etapas de la adolescencia que influyen en los trastornos psicopatológicos
Blos describió la adolescencia en función de cinco etapas normativas:
1) Preadolescencia. Se precipita una identificación con la madre arcaica. El adolescente se muestra hostil, evasivo con el otro sexo por envidia y rechazo a la identificación con la madre arcaica. La adolescente mujer se defiende de la angustia, contra-identificándose con la madre arcaica e identificándose con el padre; asume, entonces, actitudes masculinas, rechazando la maternidad y el cuidado corporal.
2) Adolescencia temprana. Concurre un investimento libidinal de un amigo del mismo sexo, una elección de objeto narcisista y homosexual. La importancia de este amigo es que facilita una idealización que permite la reconstrucción del ideal del yo.
3) Adolescencia propiamente dicha. Après-coup del Complejo de Edipo. Renuncia definitivamente a las fantasías de incesto y parricidio con los primeros objetos. Se precipitan variaciones intensas en el estado de ánimo, idealizaciones y devaluaciones constantes, actitudes de rebeldía y agresión, desequilibrios importantes en la autoestima, cambios en las elecciones de objeto. Del objeto homosexual en la adolescencia temprana se atraviesa por la bisexualidad hasta, finalmente, la elección de objeto heterosexual no incestuoso.
4) Adolescencia tardía. Se consolidan las funciones yoicas. También se va armándola formación del carácter; se establece una posición sexual irreversible, los problemas y asuntos no resueltos se hacen más concretos y específicos y se posibilita la integración de las experiencias traumáticas, cuya resolución será tarea para la vida.
5) Postadolescencia. En ella se asume roles de la adultez tanto en la dirección ocupacional y laboral como en la elección de pareja, dando paso a la vida adulta con la vida en pareja, la maternidad y paternidad.
Estos estadios del desarrollo que hemos presentado corresponden al proceso de la adolescencia normal. Blos identifica que las desviaciones del desarrollo adolescente emergen en los comienzos de la misma, concretamente en el adolescente joven. Plantea que, a pesar de que ciertas configuraciones conflictuales de la niñez temprana se experimentan nuevamente en la adolescencia, sería equívoco buscar las raíces de la psicopatología adolescente en la reactivación de conflictos o traumas infantiles, como por ejemplo un trastorno de personalidad antisocial o cualquier trastorno psicopatológico.
Blos postula que la desviación del desarrollo normal puede deberse a fallas en la estructura psíquica, cuya fragilidad y deficiencia se precipitan ante una situación altamente estresante. Así, Blos indica que en la pubertad es un periodo en el que el estrés se intensifica, dejando visibles fallas en la estructura psíquica que anteriormente no se dejaban ver o que parecían irrelevantes.
Trastornos psicopatológicos comunes en la adolescencia
También parece pertinente incluir a Sternbach respecto de las nociones de lo patológico en la medida en que remiten a cierta idea de salud o enfermedad. Esto comporta que en la práctica actual sea obligado interrogarse sobre las categorías psicopatológicas, pero estando especialmente advertidos de las cambiantes modalidades que propone la producción social de la subjetividad. Consecuentemente, este autor plantea “si será que nuestra perspectiva, aferrada a cánones identificatorios permitidos para las generaciones actuales, arroja del lado de lo patológico a aquello que simplemente sería un novedoso modo de la subjetividad”.
Integrar los diferentes modelos de psicopatología nos permite abordar los trastornos psicopatológicos en la adolescencia, adaptando las intervenciones a las necesidades específicas de cada joven.
Continuar explorando y aplicando estos modelos es esencial para mejorar el bienestar de los adolescentes y apoyar su desarrollo saludable. Puedes profundizar más en el tema con estos cursos: