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sindrome alienacion parental

Qué es el síndrome de alienación parental y cómo tratarlo

I. Introducción

El síndrome de alienación parental (SAP) está inscrito en el cuerpo de la psicología forense, fundamentalmente en lo referido a la guarda y custodia de los hijos tras una separación o divorcio.

El CGPJ aprobó la Guía práctica de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, referido a las Medidas de protección Integral contra la Violencia de género. Es en su capítulo décimo de Otros aspectos a tener en cuenta en la Actividad Jurisdiccional que realizan comentarios acerca del llamado Síndrome de Alienación parental (SAP).

Es un síndrome polémico, afectado por varias cuestiones; una de ellas es el estatus de existencia del síndrome para el aparato judicial, sustentada en que no está inscrito ni en los DSM ni en el CIE de la OMS. Otra es en torno a la propia figura de Gardner que es denostada en algunos textos judiciales.

Por otra parte, se ha indicado que las Asociaciones profesionales no admiten su existencia. En definitiva, el síndrome de Alienación Parental (SAP) de Gardner está en entredicho.

II. Síndrome de Alienación Parental (SAP)

La situación que describe el SAP fue abordada antes de Gardner. En 1978 Duncan proponía la figura del progenitor programador; Kelly y Wallerstein (1980) lo hicieron bajo el nombre de síndrome de Medea.

Posteriormente se han formulado otros términos aludiendo parcialmente al concepto SAP; así, Blush y Ross (1987) postulan el síndrome SAID (Sexual Allegations In Divorce) o Williams que en 1990 formula la parentectomía (cortar con los padres por lo sano, fundamentalmente inscrito en el ámbito adolescente). Turkat en 1995 formula el síndrome de la madre maliciosa.

Por último, señalamos la alienación parental de Darnall en 1999 y la participación de Kelly y Johnston en su reformulación del niño alienado.

La definición del Síndrome de Alienación Parental (SAP) fue publicada por Richard Gardner. La principal actividad intelectual de Gardner se centró en la defensa y difusión de este síndrome articulado por él. Gardner era un psiquiatra que intervenía en juicios por la custodia de los hijos. Este autor fue el más importante referente teórico del término acuñado por él mismo.

Gardner postula que se trata de un trastorno infantil que deviene de aunar el adoctrinamiento ejercido por un progenitor (tildado de programación o lavado cerebral) con las propias contribuciones del niño al escarnio del progenitor alienado. Se expresa primariamente en la denigración no justificada hacia el progenitor vilipendiado. Para ello, Gadner hace la distinción de que en esta situación no se ha producido alguna situación de abuso, maltrato o negligencia, ya que si existieran alguna de estas situaciones se justificaría la actitud del niño y, entonces, su hostilidad se podría explicar bajo este síndrome. Por lo tanto, el término solo es aplicable en las situaciones donde el progenitor rechazado no ha mostrado conductas que justifiquen dicho rechazo filial, especificando Gardner que se refería a otras situaciones con las que establecía una clara diferenciación.

Gardner, al introducir el término de programación o lavado de cerebro señala una dirección sistemática y consciente de la descalificación hacia un progenitor por parte del otro.

También, de forma genérica, inscribe factores que pueden ser subconscientes o inconscientes, además de los propios del menor que contribuyen al síndrome produciendo dos efectos a señalar: la ausencia de ambivalencia y la idealización. La falta de ambivalencia se despliega hacia uno de sus progenitores porque es identificado como totalmente bueno, conllevando el otro efecto, el de la idealización; por el contrario, el otro progenitor es identificado como totalmente malo y, por tanto, odiado.

Síntomas del Síndrome de Alienación Parental en los niños:

Gardner indica ocho síntomas típicamente observables en el niño. Estos síntomas son importantes y determinantes en la medida en que es en esta figura donde recae el diagnóstico. En última instancia, El SAP es definido por tanto como síndrome médico y trastorno infantil, emergiendo de la precipitación de estos síntomas presentes en el niño:

• Una campaña de denigración
• Racionalizaciones débiles, absurdas o frívolas para el desprecio 
• Falta de ambivalencia
• El fenómeno del pensador independiente 
• Apoyo reflexivo al progenitor alienador en el conflicto parental
• Ausencia de culpa por la crueldad y/o explotación del progenitor alienado
• La presencia de escenarios prestados 
• Extensión de la animadversión a los amigos y/o familia extensa del progenitor alienado.

III. Diferencias entre Síndrome de Alienación parental (SAP) y Alienación parental (AP)

Vamos a intentar diferenciar ambas cuestiones que en muchas ocasiones han sido tomadas de forma equivalente, quizá por el nombre, formulando ambas la misma escena, pero con matices muy importantes a señalar.

La Alienación Parental se define como el rechazo persistente del niño al contacto con uno de sus dos progenitores. Hacia uno de ellos despliega una importante hostilidad, sin justificación aparente alguna; a su vez, despliega una fuerte alianza con el otro. No es necesario que presente síntomas adyacentes.

Entre los profesionales, no hay consenso respecto a la concurrencia de estrategias de alienación por parte de alguno de los padres, en tanto en cuanto podría resolverse que un menor presentase rechazo a relacionarse con el otro progenitor sin que existan conductas obstaculizadoras. De ello, se sigue que la alienación es producto de la resolución de un conflicto de lealtades convocado por el conflicto entre los padres. Ciertamente, en la Alienación parental se despliega tanto el rechazo del contacto con uno de los progenitores como la alianza con el otro progenitor (De la misma forma que en el SAP), no siendo condición necesaria (distinción con respecto al SAP) la precipitación de un cuadro psicológico en el menor. Para Hoult, la Alienación Parental que es una demostración de un fuerte malestar por parte del niño hacia un progenitor puede ser adaptativa cuando el progenitor en cuestión es “infiel, violento, poco fiable, abusa del alcohol o las drogas o abandona a la familia”. Pero también indica “que puede ser un signo del desarrollo infantil normativo como las rabietas infantiles, la rebelión adolescente o las respuestas naturales ante el divorcio”. Sustenta estas afirmaciones basándose en el desarrollo infantil donde el afecto de los hijos puede depositarse de forma diferente en cada progenitor, sin que ello está motivado por influencias parentales. Por último, Hoult considera al SAP un subtipo específico de Alienación Parental.

Bernet, aplica la diferencia entre ambas a través de la palabra adoctrinamiento: en el SAP esta es intencionado por uno de los progenitores, en cambio no estaría presente en el concepto de Alienación parental porque es sin adoctrinamiento; sería el acercamiento del niño a una de sus figuras paternas, que además se encuentran en situación de conflicto de pareja, y que desde este contexto es la respuesta adaptativa del niño, bajo el objeto de escapar de esta situación tensa y hostil entre sus padres.

IV. Posicionamiento respecto del síndrome de Alienación parental (SAP)

Como hemos indicado más arriba, uno de los elementos controvertidos acerca de este síndrome desplegado por Gardner es el posicionamiento sobre la existencia del síndrome, fundamentalmente en referencia de que como tal no está inscrito en los Manuales diagnósticos del APA ni del CIE de la OMS. Cuestión que es correcta al menos nominalmente, pero lo abordaremos en este texto más abajo.

La APA afirmó en su momento que no tienen una posición oficial sobre el síndrome, apelando a los profesionales a atender cualquier denuncia de violencia en el seno del ámbito familiar.

Por parte de las Asociaciones profesionales, tanto la Asociación de Psicólogos Forenses de la Administración de justicia como la Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica y Forense (ambas en 2016), y también en distintos Manuales de psicología el SAP es postulado como propio del estudio psicológico forense.

V. Intervención terapéutica

La intervención psicoterapéutica si nos guiamos por el Manual DSM-5, ubicando el SAP dentro de esta estructura es en el epígrafe donde cabe el problema relacional, es decir, estaría ubicado como la emergencia de una problemática de interacción familiar desajustada, despejando así la cuestión de que efectivamente no se trata de una enfermedad mental de ninguno de los intervinientes en la escena familiar.

La quinta edición del DSM describe los criterios diagnósticos que definen la existencia de un problema de relación entre progenitores e hijos de base psicológica, relacionado con la educación familiar, que causa un deterioro funcional definido en términos conductuales, en las respuestas que se precipitan desde el orden conductual, cognitivo y afectivo.

Este problema de relación puede derivar de la existencia de una presión excesiva por parte de algún cuidador principal para que el hijo deposite atribuciones negativas al otro familiar (es decir sin un sustento suficientemente justificado), y que deriva en una distancia afectiva o rabia contra el otro progenitor.

Vilalta aporta un elemento muy importante: la palabra utilizada en el DSM-5 en la lengua inglesa es estrangement, cuya traducción en español se ha efectuado como distanciamiento; sin embargo, Vilalta consulta la enciclopedia Webster y averigua que la raíz del sustantivo estrangement es definida como cambiar los sentimientos o los afectos. Este autor amplia su investigación a la lengua italiana la traducción del DSM-5 donde se dice textualmente sentimenti non giustificati di alienazione.

La implicación de ello nos lleva a que bien sea distanciamiento sin motivo, o destrucción de los afectos por alienación, la inclusión o categorización del SAP encuentra su lugar en la estructura del DSM-5, aunque debamos remarcar que no conlleva trastorno mental en alguno de los intervinientes, tal como postula originalmente Gardner.

Es en este contexto de la interacción entre padres e hijos que podemos desplegar las intervenciones terapéuticas en dirección a restablecer los sentimientos y afectos del hijo hacia el progenitor dañado.

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